(Texto de Pablo Solares y Clara Zazo)
¡Aḥayádevos, cuever@s!
Vamos con una nueva crónica de las exploraciones escariegas en nuestra zona de trabajo de La Llera, a ver si ponemos el blog al día. Con un año de retraso, como ya viene siendo costumbre, presentamos las exploraciones realizadas durante la segunda mitad del 2024.
20 de julio:
Nueva salida a La Llera por parte de Armando, Clara y Pablo. Inicialmente nos metimos a Cueva Rodríguez (o Cueva de Bricia I), completando la exploración y topografía de la cueva: el ramal que comunica con la galería inferior; el pozo que había quedado pendiente y la pequeña galería posterior; y la conexión desobstruida con la LLR-70 y el Sistema Ḥousanchi, uniendo ambas poligonales.
Después de comer en la calle, nos metimos al túnel, a topografiar el tramo de túnel que nos faltaba, entre los sifones 1 y 2 de Ḥoulagua. Unos 200 m de túnel que nos permitieron cerrar una amplia poligonal de más de 600 m. La corriente de aire en el túnel nos había dejado helados, y después nos fuimos a la galería fósil de Ḥoulagua, a rematar algunos recados pendientes. Sin embargo, al poco de empezar el distoX se quedó sin batería, y emprendimos el regreso más temprano de lo previsto.
22 de julio:
Nueva salida de espeleo a La Llera por parte de Clara y Pablo, con intención de quitar de en medio algunas de las pequeñas cavidades que tenemos por la zona del sumidero del Calabres y Bricia.
Primero fuimos a la Torca del Transformador. Pablo había estado con Armando el año anterior; sólo había bajado Pablo, y con poca luz. Esta vez, ya con luz adecuada y con bastante menos caudal en el Calabres, volvimos a la torca, cuya instalación modificamos. Un pozo de 11 m nos deposita en el cauce subterráneo del Calabres, que discurre por una diaclasa elevada. Por arriba puede que continúe, la escalada es fácil, pero habría que ir metiendo algún seguro y, como de costumbre, íbamos pelados de material. Por otro lado el agua se pierde por un duck que ofrece continuidad, pero que necesitará de neopreno.
Tras dejar el equipo de vertical en el coche, volvimos al túnel, a hacer algunas tiradas de topo en el que hemos bautizado como "río de mierda" (y hace honor al nombre). Con esto, y tras lo realizado la jornada anterior en Cueva Rodríguez, hemos terminado todo el sector suroeste del Sistema Ḥousanchi, que queda de momento en 997 m de desarrollo y -22 m de desnivel, con 6 bocas.
Tras esto decidimos, revisar y topografiar varias pequeñas covachas que teníamos por la zona. La Cueva LLR-69 (para los arqueólogos, Cueva de Bricia II), con 5 m de desarrollo, y la Cueva LLR-71 (Bricia III), con 9 m de desarrollo. La primera un mero abrigo, la otra cierra por concreccionamiento.
Después fuimos a la LLR-78, una pequeña cueva en pleno pueblo de Bricia, que ya habían visitado Carmen, Clara y Pablo hace un par de años. Al parecer no la habíamos mirado bien, ya que un paso estrecho nos condujo a una segunda boca (LLR-91). En cualquier caso, una covacha pequeña que también topografiamos, con 22 m de desarrollo y 5 de desnivel. Muy cerca localizamos otru cuevu (LLR-92), de 5 m.
15 de agosto:
Clara y Pablo nos dirigimos a la torca LL-15 con idea de finiquitar los trabajos en la cavidad. Y efectivamente completamos la exploración, acabamos la topo, y desinstalamos todo lo que quedaba en la torca. A la enésima fue la vencida.
Al final ambos descendimos el Pozu del Filete: pocete estrecho de narices, como el nombre sugiere. Descensor montado en el cabo de anclaje, y buscando el paso lateralmente para no quedar atascado. Bajar bien, que ayuda la gravedad. Subir bastante más agobiante. En fin, un sitio de esos que requieren templanza. El laminador bajo el pozo, la última incógnita, no dio gran cosa, poco más de lo que Pablo había visto en la primera ocasión.
Una más. O una menos. Una cavidad que nos ha dado bastantes sorpresas y alegrías. ¡Qué guapu ḥoi mientres duró, neña!
24 de agosto:
Salida a la LL-11, protagonizada en esta ocasión por Aitor, Clara y Pablo. Entramos por la LL-11. Todo recto y sin paradas hasta el Segundo Balcón. Allí nos quitamos la ropa de secano y nos ponemos los neoprenos. Río abajo todo ese tramo por el agua, después el laminador, y bajada al sifón/duck. Topografiamos un ramalillo pendiente por allí.
Llegados al punto clave... no está sifonado, porque corre el aire. Pero el nivel del agua está más alto de lo que esperábamos y hoy el duck estaba simpático, quizás 10 cm de aire entre el agua y el techo. Había que meter el focicu en el agua, y aún así no estaba claro que pudiésemos pasar. Además daban lluvia para la tarde. Como prudencia manda, muy a nuestro pesar nos dimos la vuelta. Deshacemos el laminador y regresamos al río. Exploramos y topografiamos un ramal pendiente en el que Pablo tenía alguna esperanza puesta, pero que finaliza en un sifón amplio y profundo un trecho más allá. Así que deshacemos el camino por todo el río hasta la base del Segundo Balcón, donde teníamos la ropa. Comimos allí. Y ya que estábamos con los neoprenos decidimos ir a explorar y topografiar el tramo activo del Pasaje Adaya aguas arriba. Es algo laberíntico (no demasiado) y con el río circulando por varios brazos distintos. Finalmente acabamos saliendo al sifón que está al final de Carreteras Secundarias, bastante más al oeste de lo que hubiéramos creído posible. Cerramos esta poligonal y ya por las galerías secas habituales volvimos al Segundo Balcón. Allí nos quitamos neoprenos y nos ponemos de secano, y sin paradas hasta la boca.
Encontrar el duck infranqueable fue un poco bajón. Pero después en el Pasaje Adaya la cueva nos compensó el chasco con nuevas galerías activas allí donde pensábamos que el Calabres discurriría sifonado. Con lo realizado esta jornada, hemos ventilado la topografía de todos los tramos activos de la cueva. Habrá que volver a calzar el neopreno para cruzar el duck que en esta ocasión se puso bravo y continuar los trabajos en las galerías post-sifón, pero hemos terminado de explorar y topografiar todo el cauce del Calabres. Ni tan mal.
1 de septiembre:
Salida por la zona de Balmori a cargo de Clara y Pablo con idea de prospectar una zona que no teníamos batida y, de paso, topografiar un par de cavidades pequeñas localizadas previamente.
Siguiendo con lo planeado, inicialmente revisamos y topografiamos la LLR-85/LLR-86, que habíamos localizado a finales de 2023 cerca de la Cueva la Pandala. Una pequeña cavidad con dos bocas y 28 m de desarrollo.
A continuación fuimos a la LLR-26, cercana también a la Pandala y descubierta ya en 2010. Se revisó y topografió (9 m de desarrollo y -3 m de profundidad), dejando pendiente la desobstrucción de la cabecera de un pozo estrecho.
Después seguimos prospectando por una amplia zona, en la que localizamos y exploramos varias pequeñas cuevas:
-LLR-95, un cuevu pequeño a modo de estrecho laminador.
-LLR-96/LLR-97, la más interesante de las descubiertas, aunque sólo ofreció 37 m de desarrollo, con -5 m de desnivel.
-LLR-98/LLR-98bis, un modesto abrigo con dos bocas.
-LLR-99/LLR-99bis, una covacha con entrada y salida en una vira a mitad de una pared; de tan poco interés que ni la croquizamos.
Por último encontramos una cueva amplia e interesante, en el propio núcleo de Balmori (signada como LLR-100/LLR-101, aunque seguro que tiene nombre tradicional), que queda pendiente de explorar y que requerirá material de vertical.
En esta ocasión Clara y Pablo nos dirigimos a la Cueva del Taller, cavidad explorada y topografiada por el CADE en los años 90, y que era una de las pocas cavidades de la zona que aún no conocíamos, con intención de iniciar su revisión y retopografía. Empezamos por el meandro inferior, por donde circula un cauce estacional, pero al poco el distoX, que nos sigue dando problemas, decidió dejar de funcionar. Proseguimos no obstante con la exploración, más sin encontrar la conexión con el nivel superior y las otras bocas de la cavidad. Finalmente salimos y buscamos las otras bocas por el exterior, localizándolas y explorando el otro nivel de la cueva, aunque no nos quedó demasiado claro por donde estaba la conexión. Dejamos además sin explorar un pozo que requerirá cuerda y alguna otra incógnita.
Comimos junto al campo de fútbol, y por la tarde, junto con Sara, amiga de Clara que se inicia en esto de las cuevas, realizamos una visita más bien espeleo-turística al Pradón, entrando por la Madriguera de Conejo, y saliendo por Ḥonfría, y recorriendo diversos sectores de la cueva fuera del trayecto de la travesía.
3 de noviembre:
Salida realizada por diversas cuevas de La Llera, acompañados por el “equipo arqueos” del club, para corroborar algunos descubrimientos recientes; Alberto, Marelia, Nuria, Clara y Pablo.
En primer término nos dirigimos a la Cueva del Taller. Posteriormente, tras el oportuno traslado en coche, nos encaminamos a la LL-11 y sus galerías fósiles, donde finalizado el trabajo, comeríamos. Y como colofón a la jornada aún iríamos al Pradón, donde nos demoramos en la labor por otro par de horas.
Nuria y Pablo cierran la campaña de este año 2024 con una salida a la Cueva del Taller, llevando idea de iniciar la topografía y explorar el pozo pendiente. Entramos por la boca oriental (piso superior), y fuimos tirando poligonal hasta el pocete que estaba pendiente. Nuria se estrenó con el taladro y montó pasamos de acceso y cabecera. Pero el pozo no dio nada, 6 m y abajo cierra.
Comimos, y después nos pusimos a topografiar toda esa parte superior de la cueva. Salió alguna cosina nueva de poca entidad; y apareció una nueva conexión con el exterior, aunque impenetrable. Por uno de los minúsculos pocetes que comunican con la cueva inferior lanzamos una visual a un punto muy claro, y como no era muy tarde volvimos a salir por la boca oriental, y entramos de nuevo por la boca inferior, la del sumidero. Desde el punto que habíamos enlazado desde arriba continuamos con la topografía por esta otra parte de la cueva: una sala con mucha basura y varios divertículos. También terminamos este sector, dejando una única incógnita: una estrechez descendente seguida de pozo. Otro día habrá que mirarla, ya que hay algo de aire. después topografiamos desde esta sala de la basura hasta la boca-sumidero, así como el meandrito lateral que hay a la derecha de la boca.
En fin, una sesión maratoniana de topo: 68 visuales para sumar sólo 258 m de desarrollo con 16 m de desnivel. Aún quedaron cosas pendientes, principalmente el meandro por el que se va el agua de la boca-sumidero, pero ya está topografiado la mayor parte de lo conocido, y además hemos enlazado las 5 bocas del sistema a la poligonal (6, si contamos la salida impenetrable).
Y esto es todo por el momento, amigos troglobios, troglófilos y trogloxenos. Seguiremos informando.
¡Saludos soterraños!
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