El club Escar agrupa a espeleólogos y barranquistas asturianos, y está adscrito a la Federación d'Espeleoloxía del Principáu d'Asturies. Este blog es nuestro principal canal de comunicación, el medio en que divulgamos nuestras exploraciones y actividades. Bienvenidos. Afayaivos. Aḥayádevos.
¡Aḥayádevos, cueveros! Hace pocos días este blog superaba las 150.000 visitas, un número que nos hubiera costado creer cuando Saúl echó a rodar esta página allá por octubre de 2007. Y eso que el contador sólo recoge las visitas a la web desde mayo de 2010. Mientras escribo esto, el contador de blogger marca exactamente 150.273 visitas. Y si examino los otros blogues hermanos que gestionamos desde el Escar, este es el resultado:
[Visitas recogidas también desde mayo de 2010, aunque algunos de estos blogues se pusieron en marcha antes] Centrándonos en este blog:
Si atendemos a la procedencia de los visitantes, el orden por número de visitas sería: España (que gana por goleada, claro), Estados Unidos, Rusia, Francia, Ucrania, Alemania, Países Bajos, Reino Unido, Polonia, China, etc.
Si atendemos a los navegadores empleados: Chrome (33 %), Internet Explorer (30%), Firefox (24%), Safari (4%), Opera (3%), etc.
Si atendemos al sistema operativo: Windows (73%), Android (7%), Linux (7%), Macinstosh (6%), iPhone (2%), etc.
Si atendemos a los sitios de referencia, origen del tráfico hacia nuestro blog, la palma se la llevan google.es, facebook.com, google.com y nuestro propio blog (clubescar.blogspot.com); recibimos así mismo tráfico de otros blogs y webs de espeleo de Asturias, como espeleoastur.as, cuasacas.blogspot.com, y gedburlon.blogspot.com. Entre los 10 sitios de referencia de los que más tráfico hemos recibido se encuentra también barranquismo.org, web desaparecida hace algunos años y que muchos recordamos con nostalgia.
Son muchas las cosas que han cambiado en la red en estos 13 años, si echamos la vista atrás. Ahora las -creo que mal llamadas- redes sociales todo lo invaden y acaparan el protagonismo. Se han llevado por delante los foros de internet, herramientas a mi entender mucho más útiles, y los blogs sobreviven mal que bien a su imperio.
También han cambiado muchas cosas en el Escar. Son muchas las personas que han pasado por el club en estos 13 años. Han sido muchas las cuevas exploradas y visitadas, muchos los barrancos descendidos. Muchas las topos publicadas. Y de la mayor parte de ello ha quedado en las entradas de este blog un modesto testimonio. Cierro aquí esta breve nota para el anecdotario de la historia del club.
Tras el habitual parón del verano, a lo largo del otoño los escariegos hemos realizado varias salidas de exploración en más de una de nuestras zonas de trabajo. Paso a hacer un pequeño resumen de una parte de estas actividades, aquellas en las que ha participado quien esto escribe.
24 de noviembre:
Este día teníamos convocada una Asamblea para concluir el proceso electoral para la renovación de cargos en la Directiva del club. Y como es habitual en estos casos, se planteó una salida colectiva, en este caso al karst de La Llera. La idea era visitar y revisar la Cueva de Ḥouporqueru (que sólo servidor conocía) e ir después a lo mismo a la cercana Torca las Matas. Esta última es una de las pocas cavidades relevantes de La Llera que aún no habíamos visitado ninguno de nosotros.
Finalmente ese domingo nos reunimos en la gasolinera de Bricia: Río, Íñigo, Maky, Marelia, Alberto y el menda. Alberto y Marelia se dirigían a la Cueva de Trescalabres y no vendrían con el resto; Alberto sigue con su tesis doctoral y su relación con las cuevas de La Llera lleva su propio rumbo. Allí en la gasolinera coincidimos con otro grupo de arqueólogos, que están trabajando en un proyecto experimental, precisamente en la Cueva de Ḥouporqueru. Tras la obligada charleta y tomar algo nos dirigimos Río, Íñigo (y su amigo perruno), Maky y yo para la cueva. No la encontramos a la primera, pero dimos con otra pequeña cavidad, que no tira pero que no teníamos marcada.
Una vez en la Cueva de Ḥouporqueru, esta consiste en una corta galería horizontal con algún ramalillo y divertículo lateral. No descubrimos nada más allá de lo topografiado en su día por la S.E. Hades. Se trata de una cueva pequeña pero bonita, con abundante concreccionamiento, típica de La Llera. A la salida nos encontramos en la boca con los arqueólogos.
Cueva de Ḥouporqueru.
Emprendemos rumbo hacia Torca las Matas. Nos costó un rato dar con ella. Ya sabíamos que no iba a ser fácil, aunque quien suscribe ya había estado en su boca tiempo atrás. Una pequeña vertical da acceso a una sala relativamente amplia de la que parten diversas galerías. Cavidad bonita e interesante, laberíntica y con mucho concreccionamiento, también con las características típicas de La Llera. No conseguimos encontrar, todo sea dicho, el paso de conexión entre Las Matas y el Sistema Ḥoulagua. Habrá que volver.
¿Esto iba así, no?
Torca las Matas
Más tarde nos juntaríamos un nutrido grupo de escariegos y allegados en el Camping 'Picos de Europa', sede del club, para la Asamblea donde se decidiría la nueva Directiva. Era un mero trámite, ya que sólo se presentaba una candidatura, y según los Estatutos del club no era necesario ni votar. Y no votamos. Elegido presidente, este nombró la nueva Directiva. Queda así, según recoge el Acta:
Presidente: Pablo Solares Villar
Vicepresidenta: Nidia Llamazares Campillo
Tesorero: Julio Montes Campos
Secretario: Ernesto Carrera Calleja
Vocal de Material: Joaquín Pérez San José
Además se establece un nuevo cargo, según recoge también el Acta:
Vocal de Festejos: Carla Gutiérrez Meré
Después de los trámites vino la cena, que es para lo que de verdad nos habíamos reunido. Aunque no se alargó demasiado la sesión de licores y espirituosos, que el siguiente era día de escuela.
¿Acta? de la reunión
30 de noviembre:
Para esta jornada nos planteamos una salida a la Torca del León, en la zona de La Verde, con intención de continuar las labores de exploración y topografía en la cavidad. En el extremo occidental en esta ocasión. Nos juntamos Capitán, Pepe y el menda (por parte de la S.E.B. Escar), acompañados de Susana y Pejota (del G.E. Diañu Burlón).
Instalado el pozo de entrada, y la siguiente vertical que da acceso a la rama occidental de la cueva, la Galería del Gatu Montés, nos dedicamos a topografiar algunos ramales pendientes en esta, de escasa entidad. Después, ya hacia el final de la galería, se fueron mirando los tres pozos paralelos que eran el objetivo principal de la jornada. Los tres, estrechos y con mucha arcilla, confluyen en una sala inferior, con un sumidero impenetrable en su punto más bajo. Se miró y topografió también alguna otra incógnita en este sector de la cueva, ninguna con continuidad apreciable, tras lo que emprendimos el camino de salida.
Con lo realizado en esta jornada se han cerrado todas las incógnitas de la rama occidental de la cueva. El desarrollo topografiado alcanza los 1.314 m, manteniendo el desnivel en -60 m.
Topo actualizada de la Torca del León
15 de diciembre:
Salida a la Cueva'l Mazu después de varios años de tenerla en barbecho. Los protagonistas de la jornada fueron Susana y Pejota (del Diañu Burlón), y el menda lerenda. Bautismo de fuego para los compañeros del Diañu, que no conocían la cueva y se iban a meter en lo peor del fregao.
El pozo al final de la Red Fósil lo instaló el menda, y después progresamos rápido por la Galería del Ríu hasta alcanzar, y superar, el Primer By-pass. El agua por encima de la rodilla, insalvable; algo más de caudal que de costumbre. Después el ascenso por cuerda y los pasamanos de las rampas embarradas hasta alcanzar la parte superior del Sector de la Chimeneína. Aquí picamos algo antes de empezar con la faena. Pejota empieza a subir la chimenea que da acceso a la Vía Patatal Total mientras los otros topografían un ramalillo pendiente. Finalizada la tarea Pablo sube de segundo para dar instrucciones a Pejota, y Susana de tercera desinstalando. El planteamiento era optimista (en exceso): escalar la chimenea pendiente en el extremo occidental de la Vía Patatal Total, y ya que aquello no iba a dar mucho, salir desinstalando todos los pasamanos hacia L'Embudu, por donde descenderíamos hasta el río.
Pejota aborda la escalada de la chimenea, recubierta como todo aquí de una resbaladiza capa de arcilla. Son pocos metros, pero se lleva mucho más tiempo y muchos más anclajes de lo que parecía. Los otros dos le asistimos y topografiamos otro pequeño ramalillo pendiente. Una vez superada la chimenea esta ofrece continuidad en una mínima galería que de inmediato lleva a una pequeña sala con una balsa de agua. Continúa con igual rumbo por un trecho, ahora como cómoda gatera, que nos deja en un espacio algo más amplio: por un lado tenemos una estrechez impenetrable, parece que tira pero no está ventilada; por el otro lado tenemos un pozo relativamente amplio que claramente continúa. Así que miramos qué hora es y decidimos dejarlo aquí por el momento y emprender el regreso. Difícil decisión. Quizá lo más lógico fuese volver a equipar lo desinstalado por Susana unas horas antes, pero opté por regresar por el Patatal Total, para -en función de los tiempos- aprovechar a topografiar algún otro ramal que tenemos pendiente.
Al final no topografiamos nada. Nos comimos toda la Vía Patatal Total y bajamos hasta el río por L'Embudu. Un problema con una iluminación en la cabecera de los pozos nos retrasó. Y sumamos un nuevo retraso al empatar una cuerda en el último pozo de caída al río, donde en su día Río y yo habíamos hecho malabarismos tras agotar la cuerda. Finalmente, sin más incidencias que reseñar salimos de la cueva hacia las ocho de la noche.
Dura jornada para sumar 50 m de topo. Ni una triste foto echamos con la que ilustrar esta crónica.
21 de diciembre:
De nuevo regresamos a la Cueva'l Mazu, en esta ocasión Carla y un servidor. Accedemos por la Red Fósil y remontando la Galería del Ríu hasta poco antes del sifón que marca el inicio de L'Enanche, punto donde conecta la vía vertical que desciende desde L'Embudu (por donde habíamos descendido en la anterior jornada). Nuevamente el agua por encima de la rodilla, insalvable sin malabarismos atléticos.
Rectificamos una vez más el empate de cuerdas del primer pozo, llevándonos una cuerda de 30 m y dejando un cordino bien ajustado. Aprovechamos para topografiar este cierre poligonal (desde el río hasta la cabecera del P9), que faltaba, y unas gateras sobre la cabecera del pozo, que conducen a su vez a otro estrechísimo pozo-rampa que cae hasta el río un poco más allá. Terminado aquí el trabajo, remontamos hasta la cabecera del P3 bajo el pozo de L'Embudu. En este punto hay una pequeña sala con varias posibilidades no exploradas. Decidimos atacar la más evidente, la galería que conduce a la Sala'l Gritu, sólo parcialmente mirada. Primero es de dimensiones modestas pero cómodas, luego da un quiebro y ofrece un tramo estrecho, meandriforme, hasta salir al techo de la modesta Sala'l Gritu. Para nuestra sorpresa sigue instalada aquí la cuerda [del día que Río me "rescató" tras bajar el menda destrepando y no ser capaz de volver a subir, uno más de los incovenientes del barro; es historia que merece ser contada en otro lugar, un catálogo de cosas que no hacer], aunque de un único anclaje que doblamos y fraccionamos más abajo. Ya con la punta de topo en la sala nos ocupamos de comer algo y de instalar con cuerda los resaltes hasta el fondo de la misma, donde un estrecho pozo marca la punta de exploración. Baja Carla instalando, y yo detrás con la topo. A escasos dos metros el pocete se bifurca, pero parece que ambas ramas confluyen más abajo. Se fracciona para bajar por el ramal derecho, y una vez abajo Carla se va explorar. Informa al poco que estamos de nuevo en el río. Me sorprende, ya que pensé que comunicaríamos con L'Enanche. Desciendo y, aunque estoy un poco desorientado al inicio, después reconozco el lugar: la gatera donde finaliza L'Enanche y cae sobre la Galería del Ríu al inicio de un largo tramo sifonado.
Cerramos esta poligonal, y decidimos emprender el regreso. Paramos a lavar un poco el material en el lugar donde habíamos comenzado el ascenso por las cuerdas. Encontramos allí, para nuestra sorpresa una riestra de mosquetones con chapas; por el aspecto las habíamos perdido hace algunos años. Realizamos el cansado regreso sin grandes novedades. Afuera nos sorprendieron fuertes vientos, casi huracanados, del sur; se avecinaba un gran temporal.
Con lo topografiado en esta ocasión el desarrollo de la Cueva'l Mazu alcanza los 3.883 m de desarrollo, manteniendo el desnivel en -55 m. Tampoco de esta salida hay fotos que podamos aportar al blog. Duras jornadas por los llamazales del Mazu, en las que se suman pocos metros de topo y estamos para pocas fotos.
Y eso es todo por el momento. Seguiremos informando. ¡Saludos soterraños!
«Tenéis muchos sueños, buscáis la fama. Pero la fama cuesta. Pues aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor.»
Con estas frases a modo de magnífica intro -frases que recordarán todos los nacidos de los 70's para atrás- comenzaba cada episodio de la serie televisiva "Fama". Son frases que he oído más de una vez en el mundillo espeleológico asturiano. Y no es de extrañar. La espeleo es así. Desagradecida. Y la fama (la gran cueva, la profundísima sima, la muy compleja red) no siempre llega. Y cuando llega, cuesta. Hay que pagar con sudor, sacrificio y determinación.
Yo muchas veces pienso en ello en relación con la Cueva'l Mazu: «aquí es donde vais a empezar a pagar». ¿Por qué digo esto? Veréis...
En el Mazu estamos a las puertas de los 4 km de topo. Pero llevamos así demasiado tiempo. Años. La puñetera cueva no regala ni un metro, y cada vez hay menos voluntarios (¿los hubo alguna vez?) para completar el trabajo. Quedan muchas incógnitas, pero terminar la exploración se torna una tarea cada vez más difícil. Y llevamos en esta cueva trabajando desde 2008; cuando empezamos con la topo aún nos peleábamos con la cinta métrica...
No será para tanto, dirá más de uno, una topo de 4 km un club decente la ventila en un año. Y sí, así es. Pero el Mazu no es una cueva cualquiera. Vamos con algunos datos de la topografía:
- 3883 m de desarrollo, capicúa
- 800 puntos de topo
- 869 visuales de topo
- 68 poligonales cerradas (error promedio 1,75%)
- 4342 m de poligonal (contando tiradas radiales y auxiliares que no suman al desarrollo)
El laberinto no es pequeño, como puede deducirse. Y los conductos son estrechos y no permiten largas tiradas, como también se deduce.
Poligonal (planta)
Pues una cueva de carácter horizontal, por muy laberíntica que sea, no lleva tanto tiempo explorarla, dirá más de uno. Y sí, así es. Pero el Mazu no es una cueva cualquiera. Vamos con algún dato más:
- 55 m de desnivel máximo
- 173 anclajes para cuerda instalados (81 spitinox/spits, 68 párabolts y 24 naturales).
- Más de 450 m de cuerda instalados de forma simultánea en algún momento de la exploración.
El laberinto, como se puede comprobar, es además un laberinto tridimensional, donde los distintos niveles de galerías están interconectados por numerosos tramos verticales que requieren el empleo de cuerda para su exploración. Por no hablar de las decenas de pasamanos para superar cabeceras expuestas.
Poligonal (alzado oeste-este)
Vale, sí, estáis en una cueva durilla, dirá todavía más de uno, pero ni que fuera un karst alpino o una expedición a un lugar inhóspito... Y sí, así es. El Mazu está al lado del coche, su boca a poco más de 100 msnm, y su temperatura podríamos calificarla de agradable. Pero el Mazu no es una cueva cualquiera.
En realidad lo peor del Mazu, lo que no deja a nadie indiferente y decide a muchos a no regresar jamás, es el barro. El puto barro. Arcilla por toneladas y en todas las texturas, desde espesa y bien sedimentada, o casi sólida o mucho más plástica, pasando por texturas tipo nocilla, y llegando finalmente al limo fino y pringoso que traspasa la ropa.
Tras una jornada de exploración sales con 5 kg de barro encima, quizás más si sumas lo adherido a la saca. Es extenuante. Cuando quieres avanzar te atrapa y succiona, te retiene. Cuando quieres quedarte quieto, patinas y resbalas. Agotador. Inseguro. Hemos instalado con pasamanos pasajes junto a pozos que si el piso fuera de roca pasarías por ellos brincando y con las manos atadas...
Y de lo que supone lavar el material al día siguiente prefiero ni hablar...
Topografiando en la Chimeneína. ¿De qué color es el mono de Victoria?
Un par de anécdotas. O no tan anécdotas, que la cosa es reiterada:
- En algunos momentos de la exploración puedes pegarte las chapas y los mosquetones directamente al cuerpo, que no se caen y ahí se quedan adheridas. Ídem para la llave de instalar. ¿Que es una exageración mía? Pregunten a cualquiera que conozca bien la cueva.
- En numerosas ocasiones el descensor y el puño, ambos colgando de la anilla portamaterial del arnés, son indistinguibles. Se convierten en dos masas informes de arcilla con un núcleo metálico que vaya usted a saber qué es. ¿Que es una exageración mía? Pregunten a cualquiera que conozca bien la cueva. Pregunten. E imaginen lo que es progresar p'arriba y p'abajo por la cuerda con el material en esas condiciones. O plantear en esas condiciones una escalada en una chimenea embadurnada de una gruesa capa de nocilla...
Si el taladro hablase se cagaría en nuestras madres.
Y lo peor, lo desmoralizante, lo agotador... lo que llega a desesperarnos a todos, es que el 80% de la cueva presenta estas características. Y por supuesto todas las puntas de exploración, también.
Pues mandar la puñetera cueva a tomar por saco, dirá más de uno. Estáis en Asturies; ¡anda que no quedan cuevas por explorar! Y sí, así es. Pero el Mazu no es una cueva cualquiera. Daré un último dato:
- A día de hoy tenemos 80 interrogantes marcados sobre la topo. Algunos son pasajes explorados pendientes de topografía, pero en su mayor parte son incógnitas en su más estricto sentido: pasajes por donde la cueva continúa, pero que aún no han sido explorados... Puede que cierren a los pocos metros. O puede que oculten kilómetros de galerías vírgenes, arcillosas y pringosas.
Así que sí, el laberinto podría llegar a ser mucho mayor. Aún queda mucho por explorar, y el Mazu no ha dicho la última palabra. Quizás -sólo quizás- podría ser una de las grandes.
Poligonales proyectadas de las cavidades del área de La Verde
«Tenéis muchos sueños, buscáis la fama. Pero la fama cuesta. Pues aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor.»
Y todo esta reflexión simplemente para presentar la topografía y la descripción, ambas actualizadas, de esta cueva por la que -al menos el menda, y quiero pensar que más de uno en el Escar- sentimos una extraña mezcla de amor y odio.
Temo no haber logrado transmitir de forma adecuada estos sentimientos que nos despierta el puto Mazu.
Y ahora sí, la descripción. La reseña completa se publicará próximamente en la oportuna memoria y en nuestro blog hermano el Karst de la Peñe Villa y Llabres.
CUEVA'L MAZU (o DE LA VERDE)
(PD-03)
Porrúa, Llanes, Asturies.
Sociedad Espeleológica y
Barranquista Escar,
Años 2008-2011, 2013-14,
2016-2017, 2019
Con la colaboración de:
Grupo de Espeleología
Polifemo, 2009
Grupo de Espeleología Diañu
Burlón, 2009, 2019
Grupo Espeleológico
Niphargus, 2011
Desarrollo:3.883
m.
Desnivel:-55
m.
Topo parcial a 31 de diciembre
de 2019; exploración en curso.
La boca de la Cueva'l Mazu se
sitúa en la base de la ladera septentrional del Picu los Resquilones, próxima a
una zona conocida como El Mazu o La Verde, en el límite con las Mañangas de
Porrúa y muy cercana al cauce del ríu la Bola. Las localidades más próximas son Porrúa y Valmori,
concejo de Llanes, desde donde se puede acceder a las proximidades de la cueva
por distintas pistas.
Topografía. Planta.
Topografía. Alzado
Descripción general
(simplificada):
La cueva comienza con una
amplia boca que comunica con una sala grande, la Sala de Entrada, de la que parten varios ramales de cierta entidad.
El principal se dirige al oeste a través de la Galería Fósil y la Sala del
Té hasta alcanzar un P19. Hasta aquí la denominada Red Fósil.
En la base del P19 un paso
estrecho, la Bufona, nos conduce a la
Red Intermedia, zona compleja y
laberíntica y con mucho barro. Hacia abajo conectamos con la Galería del Ríu, y hacia el sur y en
ascenso, a través de la Gran Rampa de
Barro, con el sector de la Sala la
Charca y la Sala Colorado, ambas de
dimensiones amplias y la segunda con un par de pozos que conducen a sifones
colgados. Desde estas salas accedemos a la Galería
Polifemo, la de más desarrollo de la cavidad, que presenta en su recorrido varias
salas, como la Sala la Galleta, o la Sala Pista de Hielo donde concluye, y
algunos ramales de poca entidad.
La Galería del Ríu por su parte, presenta aguas abajo un corto
desarrollo, recibiendo en este tramo un modesto afluente por el sur, el Arroyo Rojo, el cual forma un enrejado
laberíntico de conductos estrechos que en ascenso comunican con la Red Intermedia y la Sala la Charca. Aguas arriba, la Galería del Ríu presenta un recorrido de un centenar de metros por
el cauce hasta alcanzar una primera zona sifonante que se supera por unas
gateras superiores en paralelo, el Primer
By-pass. Más allá recorre otro trecho similar aguas arriba hasta un sifón
que se puede superar por un paso superior, comienzo del tramo conocido como L'Enanche. A lo largo de todo este tramo
de río descrito se distribuyen galerías superiores paralelas a favor de una misma
fractura, comunicadas entre sí por pozos rampa, que conformaban todo un
laberinto; dos en realidad. Por encima del tramo del río hasta el Primer By-pass se desarrollan la Galería Pisada y el sector de la Sala Escondida, que a su vez tienen
comunicación por el oeste con la Red
Intermedia. Por encima del tramo de río desde el Primer By-pass hasta el inicio de L'Enanche se desarrolla otro laberinto semejante pero sin
comunicación con el anterior, el llamado Sector
de La Chimeneína. En la parte alta de este último sector una serie de
chimeneas conducen a otro nivel superior que discurre en paralelo, la Vía Patatal Total, con desarrollo a este
y oeste. Hacia el este, a través de pequeñas salas y meandros se conecta con L'Embudu, un pozo que da acceso a un
nuevo sector laberíntico, continuación -por así decir- de los laberintos
mencionados anteriormente. Hacia abajo comunica con la Galería del Ríu a través de varios pozos, pero de él parte también
una comunicación con L'Enanche y la Sala Broken Caveman, y con una galería
que conduce a la Sala'l Gritu, que
también comunica hacia abajo con el tramo de L'Enanche a través de sendos pozos.
Volviendo al nivel del río,
al inicio de L'Enanche tenemos la
confluencia de dos cursos de agua: el principal llega a este punto sifonado; el
tributario, Afluente del Duck, a
través de un paso sifonante que una vez superado conduce a una galería de un
centenar de metros. Superaremos el tramo sifonado del curso principal a través
de una serie de gateras embarradas, L'Enanche
propiamente dicho, hasta caer de nuevo a una galería activa. En este tramo
diversos ramales ascendentes comunican con el sector de L'Embudu y la Sala'l Gritu.
Se encuentra también aquí un paso que comunica con la Sala Broken Caveman, de cierta entidad. De esta última sala parte
un pozo que comunica con la galería del Afluente
del Duck, y un meandro ascendente de cierto desarrollo, el Meandro Liando.
Si regresamos una vez más a
la Galería del Ríu, esta vez al final
del tramo de L'Enanche, la galería
continúa remontando el río por un largo trecho hasta alcanzar una sala, la Sala la Cascada, que presenta dos
niveles a favor de un falso suelo de bloques encajados. Si remontamos por el
cauce, aún se recorre otro centenar de metros hasta el cierre definitivo de la Galería del Ríu. Pero desde el nivel
superior de la Sala la Cascada se
alcanza a través de un tramo caótico una galería superior más amplia, la cual
conduce a la Sala Castrón, de cierta
entidad. Esta sala presenta un nivel inferior laberíntico, una amplia chimenea
y otras varias posibles continuaciones.
A lo largo de prácticamente toda la cavidad —pero especialmente en la Vía Patatal Total, el sector de L'Embudu, y la Sala Castrón— son numerosas las incógnitas pendientes de
exploración.
Descripción detallada:
La descripción detallada de la cueva se aborda por sectores. En esta imagen de la poligonal puede apreciarse la distribución de los mismos:
Poligonal (planta) con la ubicación de los sectores en los que se divide la descripción de la cueva: A) Red Fósil; B) Red Intermedia, Sala la Charca y Arroyo Rojo; C) Sala Colorado y Galería Polifemo; D) Galería del Ríu; E) Galería Pisada y Sala Escondida; F) Sector de la Chimeneína y Vía Patatal Total; G) Sector de L'Embudu, Sala Broken Caveman y Sala'l Gritu; y H) Sector de la Sala Castrón.
§ A. — La Red
Fósil.
Planta § A: la Red Fósil.
La boca de la Cueva’l Mazu es
de medianas dimensiones y en descenso, en buena parte oculta por un bloque
ciclópeo. Conduce de inmediato a la gran Sala
de Entrada, la más amplia de la cavidad (40 x 35 x 8 m.), cuyo suelo continúa en
rampa cubierta por bloques. Desde esta sala tenemos varias continuaciones. Por
un lado desde la parte alta de la sala y por la izquierda (este) sale una
pequeña galería, que finaliza ante una gatera que expira una leve corriente de
aire y que se ha forzado, conduciendo a
una diaclasa de pocos metros sin continuidad. Por otro lado desde el fondo de
la sala arranca otra galería descendente (sur) con varias gateras laterales y
pequeños tubos de morfología freática interconectados. En época de lluvia
intensa por aquí se pierde un pequeño caudal que aporta una chimenea en la Sala de Entrada, formándose una balsa de
agua tanto en el punto más bajo de la sala, como en el de este enrejado de
pequeñas galerías (cota -22 m.).
Esta área es también zona habitual de refugio de murciélagos (aunque en menor
medida encontramos quirópteros por toda la Red
Fósil). Por último a la derecha de la sala (oeste) y tras superar una
colada ascendente asentada sobre grandes bloques, arranca una galería de
amplias dimensiones, por donde continúa realmente la cavidad. En este punto
podemos observar una gran columna inclinada, y la galería, amplia y adornada
con numerosas columnas, continúa en descenso en forma de sala. Por la derecha
encontramos algún pocete, un pasaje a un nivel inferior enmarcado por
concrecciones, y un laminador en su extremo más alejado. Por la izquierda
descendemos a una zona más estrecha delimitada por un gran bloque, tras la cual
la galería comienza a ascender para tras unas decenas de metros ganar en
dimensiones formando una especie de sala muy concreccionada, la Sala del Té, con varias continuaciones.
Una de ellas, a través de una rampa-resalte entre bloques en el suelo, conduce
a un nivel inferior desarrollado en el interior de la bloquera y de escasa
continuidad; alcanza la cota -19
m. Por otra parte a la derecha y algo por debajo tenemos
una sala adyacente con varios pocetes y dos comunicaciones distintas a modo de
ventanas con la galería principal; esta sala adyacente acumula desgraciadamente
numerosos restos de basura. A su vez, por la izquierda de la galería, otra
ventana entre concrecciones da paso a unas gateras que comunican con el
laminador que se mencionará a continuación. Y aún arranca de esta sala,
concretamente de su extremo occidental, otra gatera que progresa una decena de
metros. La continuación más evidente desde la Sala del Té es no obstante de frente (oeste), a través de un resalte
ascendente y un laminador relativamente cómodo que discurre por espacio de unos
20 m. y
en el que se aprecia una leve corriente de aire. Este laminador da paso a una
sala más amplia y concreccionada, a cuya entrada dejamos una gatera descendente
a la izquierda, de escaso desarrollo, y una colada ascendente a la derecha, que
también ciega. Ya en la sala un corto descenso por la colada nos deja en la
cabecera de un pozo de 19 m.
de dimensiones relativamente amplias. En su base (cota -37 m.) tenemos unos gours y
una gatera descendente por la que se encauza el caudal que en época de lluvia
cae por los últimos metros del pozo. Esta gatera canaliza habitualmente una notable
corriente de aire, hecho que le ha otorgado el nombre de La Bufona, y da paso a la Red
Intermedia de la cavidad, que se detalla a continuación.
§ B. — La Red
Intermedia, la Sala la Charca, y
el sector del Arroyo Rojo.
Planta § B: la Red Intermedia, la Sala la Charca y el Arroyo Rojo.
§ B.1. La Red Intermedia.
Superado el paso estrecho de la Bufona la cavidad cambia por
completo, dando paso a esta Red
Intermedia, muy laberíntica y compleja, y de difícil descripción. Accedemos
a una pequeña sala con pocas concrecciones y bastante arcilla recubriendo las
paredes, características que serán la tónica de aquí en adelante. Desde la
salita la continuación más cómoda es descendente, y conecta de inmediato con
una sala más amplia muy embarrada. Las otras posibilidades son dos gateras con escasa
continuidad, y una tercera gatera descendente que se vuelve impenetrable al
poco y por la que se encauza, en época lluviosa, la mayor parte del caudal que
desciende por la Bufona. Bajando como
decimos por lo más evidente hasta la sala inferior comenzamos a escuchar el
rumor de un curso de agua; desde este punto tenemos también varias
continuaciones posibles. A la izquierda hay un meandrito, desfondado en dos
pequeños pozos que comunican con la Galería
del Ríu al comienzo del tramo aguas arriba (ver § D.2). De frente y en
ascenso tenemos una amplia rampa barrosa que del otro lado cae en un meandro
desfondado, con un pozo también a la izquierda; por ambos lados comunicamos con
otro punto de la Red Intermedia que
se describirá después. A la derecha de esta rampa barrosa mencionada se nos
presenta un tubo ascendente de pequeña sección, el cual nos conduce a la
llamada Gran Rampa de Barro, de
amplias dimensiones y que presenta a su vez numerosas continuaciones:
a) — Hacia la derecha
(noroeste) se prolonga a lo ancho hasta enlazar con la Sala 29 de Enero, de la que se hablará al describir el Arroyo Rojo (ver § B.3). En este trecho
presenta tres pozos, siendo el tercero de ellos un pozo rampa de 16 m. que acaba cayendo sobre el primer sifón
de la Galería del Ríu aguas abajo (ver
§ D.1). A los pocos metros de descenso de este PR16 alcanzamos mediante un
pasamanos un nivel horizontal de dimensiones modestas, en el que confluyen los
otros dos pozos de la Gran Rampa de Barro
y del que parten otros tres pozos sobre la Galería
del Ríu en la misma sala del primer sifón.
b) — Hacia arriba acaba
conduciendo a una amplia colada, la cual, superada en travesía por un
pasamanos, da acceso a la Sala la Charca
(ver § B.2) y a nuevos sectores de la cueva.
c) — Por último hacia la
izquierda (suroeste) tenemos acceso a otro amplio conducto que discurre de
forma paralela. Hacia arriba acaba comunicando con la Gran Rampa de Barro a la altura del pasamanos de acceso a la Sala la Charca. Hacia abajo se prolonga
con dimensiones más amplias, bifurcándose la galería a la altura de un resalte
descendente: a la derecha tenemos la Galería
Pisada, que constituye un sector diferenciado y se describirá después (en §
E), y a la izquierda la galería sigue descendiendo y adquiere morfología
meandriforme, volviendo a bifurcarse tras un corto trecho. A la derecha un pozo
(P4) que comunica, por arriba, con el mencionado en la segunda sala de la Red Intermedia y, por abajo, con la Galería del Ríu aguas arriba (ver § D.2)
casi a su inicio. A la izquierda otro pozo que no es sino el meandro desfondado
observado en la rampa de la primera sala de la Red Intermedia. Descendido este último pozo (P5) alcanzamos una
sala pequeña, que a través de una rampa descendente comunica también con la Galería del Ríu por el mismo punto.
Volviendo a la segunda sala
de la Red Intermedia, la cual
articula todo este sector, podemos continuar también por la derecha (oeste) siguiendo
el sonido del agua, encontrándonos con dos pequeñas galerías paralelas
descendentes (la de la izquierda con mucha más pendiente) que conducen a una
misma sala; a la galería de la derecha afluye la gatera impenetrable de la
salita bajo la Bufona, antes
mencionada, aportando parte del caudal que desciende desde el pozo de conexión
con la Red Fósil. Por cualquiera de
las dos galerías paralelas accederemos a una sala con bloques que marca el
punto de conexión con la Galería del Ríu (ver
§ D.1).
§ B.2.: La Sala la Charca.
Al ascender la Gran Rampa de Barro de la Red Intermedia (ver §.B.1.), y mediante
un pasamanos, alcanzamos la Sala la
Charca, la de mayor volumetría de toda la cueva. Desde el punto por donde
accedemos a la sala tenemos a la derecha un pozo amplio (P9) que se desploma
sobre la Gran Rampa de Barro justo en
su entronque con la Sala 29 de Enero,
ya en el sector del Arroyo Rojo (ver
§ B.3). Si avanzamos hasta el centro de la Sala
la Charca, tendremos a la izquierda una colada ascendente de brillante
calcita que acaba cerrándose al alcanzar el nivel del techo (cota -16). Por el
contrario, a la derecha la sala desciende a una zona más hundida a través de
una rampa con bloques, convirtiéndose al trecho en una gatera que sigue bajando
hasta conectar con la Sala 29 de Enero,
justo en la base del P9 mencionado antes. Por encima de esta zona deprimida la
sala asciende a través de un enorme caos de grandes bloques, que tiene escasa
continuidad en su parte alta en forma de varios conductos y rampas. A la
izquierda del caos de bloques dos pequeños pozos de 3 m. nos dan acceso a una sala
más modesta a un nivel inferior, la cual comunica nuevamente con la sala
principal a través de una ventana amplia y muy concreccionada. A esta sala
inferior aporta también un meandrito barroso de corto desarrollo (noroeste), y
otra gatera (sur) de escasa continuidad. Por otro lado, partiendo del extremo
oeste de la Sala la Charca por un
paso entre los bloques del gran caos, conectamos con el sector del Arroyo Rojo, que se describirá más tarde
(en § B.3).
Si retrocedemos al punto de
acceso a la Sala la Charca veremos
frente a nosotros, y a la misma altura, una galería de amplias dimensiones que
es la continuidad más evidente de esta gran sala, cuyo nombre proviene de la
pequeña balsa de agua que tenemos al inicio de esta galería (cota -26 m). Por esta galería amplia
conectaríamos con la Sala Colorado y
la Galería Polifemo, que se describen
más abajo (ver § C).
§ B.3.: El sector del Arroyo Rojo.
Situados en la esquina noroeste
de la Sala la Charca, sobre el caos
de bloques, encontraremos un paso estrecho que nos da acceso a una pequeña
salita por la que discurre un modesto curso de agua, el Arroyo Rojo, así llamado por la tonalidad con que tiñe las piedras
de su cauce en algún tramo. Desde esta salita podemos seguir el arroyo aguas
arriba una veintena de metros, hasta una estrechez impenetrable situada a cota -17 m. y a 283 m. de la boca. Aguas
abajo el riachuelo discurre por estrecheces en el seno de un intrincado caos de
bloques con mucha arcilla, con un par de ramales laterales que confluyen al
poco. El arroyo se sume finalmente en la bloquera, pero a través de las
gateras, y en marcado descenso, llegamos a una sala modesta con mucho barro,
que ofrece continuidad por el otro extremo mediante un conducto de escasas
dimensiones. Este conducto se va ampliando y nos deja en un resalte
descendente, que da paso a una sala más amplia, la Sala 29 de Enero. Esta sala constituye en realidad el extremo occidental
de la Gran Rampa de Barro, ya
descrita (ver § B.1) y con la que comparte características. De ella parten
varias continuaciones:
a) — A la izquierda
(noroeste) tenemos la Sala 29 de Enero
propiamente dicha, que presenta una rampa ascendente sin solución de
continuidad. Dejando a un lado esta rampa, tenemos en el extremo de la sala un
conducto de modestas dimensiones y muy concreccionado, el cual cierra tras un
corto trecho, a cota -43 m.
b) — A la derecha (este)
tenemos la Gran Rampa de Barro de la Red Intermedia, como ya queda dicho.
c) — Hacia abajo la sala se
prolonga en una rampa de barro que gira formando un nivel inferior. Este nivel
inferior de la Sala 29 de Enero
presenta un P5, el cual puede ser superado por arriba mediante un pasamanos que
nos conduce a un paso estrecho. Superado este, y mediante una rampa
descendente, accedemos a una pequeña sala, en cuyo extremo aparece nuevamente
el Arroyo Rojo. Desde esta salita
otra rampa estrecha nos conduce a una sala inferior, sobre la que cae el P5
antes mencionado. Esta sala presenta un P3 sobre otra pequeña sala aún más
baja, y varios pasos sobre otra sala inferior lateral que comunica con la
primera y que recibe una corta gatera por la que corre el agua. Por cualquiera
de ambas vías llegamos a la sala en la base del P3, que a su vez presenta otros
dos pasos estrechos en su parte inferior, por los que corre el Arroyo Rojo y por donde alcanzamos una
galería más amplia y horizontal. En esta galería el agua discurre por una
decena de metros hasta confluir con el río principal de la cueva en un sifón
(cota -54 m.).
Por encima de este sifón una rampa ascendente y un paso estrecho hacen de by-pass
y nos depositan en la Galería del Ríu
aguas abajo, que se describe después (en § D.1).
§ C. — La Sala
Colorado y la Galería Polifemo.
Planta § C: la Sala Colorado y la Galería Polifemo.
Como se comentó más arriba (en
§ B.2) la continuación más evidente de la Sala
la Charca es una galería que arranca junto a la charca que presta nombre a
la sala. La galería da un quiebro a la derecha a los pocos metros y prosigue
después ampliando sus dimensiones hasta formar otra sala, la Sala Colorado, donde alguna antigua
corriente de agua ha excavado un marcado cauce sobre los sedimentos
arenoso-arcillosos que forman una clara terraza. El suelo de la sala va
inclinándose hasta formar un pozo de 11 m., el cual desciende hasta una salita con
un pequeño sifón estático. Por detrás de la cabecera de este pozo existe otro
conducto vertical paralelo (P4 + P9) por el que se sume el modesto pero
continuo aporte de agua de una chimenea; este segundo pozo también conduce a un
sifón. Ambos sifones se sitúan a cota -37 m. y se encuentran colgados respecto al
cauce principal de la cueva. Tras la cabecera de estos pozos cobra forma un
meandrito barroso que se torna impenetrable al poco y por el que se escapa una leve
corriente de aire. También desde esta Sala
Colorado arranca una pequeña gatera a la derecha que se vuelve impenetrable
al trecho (pero que visualmente hemos conectado con otra gatera existente en la
salita inferior anexa a la Sala la Charca,
ver § B.2).
No obstante la continuación
más evidente de la Sala Colorado se
sitúa a la izquierda y conforma el inicio de la Galería Polifemo. Esta galería se dispone con una sección
lenticular, con el eje mayor horizontal, y está casi colmatada de sedimentos
arcillosos. En los primeros metros un antiguo cauce está profundamente marcado
en los sedimentos, cauce que en menor medida se aprecia en toda la longitud de
la galería. En el primer centenar de metros la galería tiene poca altura
obligándonos a ir en cuclillas o gateando —con un pequeño ramal lateral a mitad
de tramo, que confluye al poco—, hasta salir a una sala de techo elevado y
medianas dimensiones, la Primera Sala;
a la derecha de esta sala tenemos un divertículo de escaso desarrollo. En el
extremo opuesto de la sala retomamos la Galería
Polifemo con las dimensiones habituales, pero poco después tenemos a la
derecha el paso hacia una nueva sala, la Sala
de la Galleta. Esta sala, de amplias dimensiones y suelo de arena y cantos
de cuarcita, comunica por varios puntos con la Galería Polifemo, que discurre paralela y un poco por debajo. Hacia
la derecha (oeste) la sala, donde se ha instalado un vivac, se transforma en un
laminador de suelo arenoso, amplio pero de mínima altura, que avanza en leve
descenso una veintena de metros hasta cerrar. Por el lado contrario (sureste)
la sala tiene un espacio lateral amplio con varias continuaciones: a la derecha
un corto conducto en la parte baja; a la izquierda un nuevo paso de
comunicación con la Galería Polifemo;
y de frente, y tras ascender unos metros por una rampa de arena, alcanzamos un
laminador amplio en cuanto a anchura pero de mínima altura (10-35 cm.), denominado Lamina d'Or, Ciudad de Vacaciones. En
este laminador se ha avanzado unos 50
m. gracias a continuas desobstrucciones de los
sedimentos del suelo, arenas y bolos cuarcíticos. A la derecha (sur) del
laminador una rampa de arena y cantos nos da acceso a una sala de pequeñas
dimensiones, la Sala del Respiro,
único punto de toda esta Ciudad de
Vacaciones donde es posible ponerse en pie.
Regresando a la Galería Polifemo esta prosigue con las
modestas dimensiones habituales e igual rumbo (sureste, acomodándose a la
dirección de los estratos) desde la Sala
de la Galleta, y durante un centenar de metros, hasta alcanzar una nueva
sala, la Sala de la Pista de Hielo, relativamente
amplia pero de menor altura que las dos anteriores. En el tramo entre estas dos
salas la galería presenta varias bifurcaciones y conductos paralelos que acaban
confluyendo al poco, así como una rampa ascendente que conduce a otro laminador
de suelo de arena, de características semejantes al Lamina d'Or y que forma la continuación de aquel aunque no es posible
el paso. En la Sala de la Pista de Hielo
el antiguo curso de aguas está muy marcado en los sedimentos, recordándonos la
morfología de la Sala Colorado. Desde
la sala la galería continúa de frente unos quince metros más hasta cerrar por
concreccionamiento. Si seguimos el cauce marcado nos lleva a un divertículo
lateral descendente (izquierda) que finaliza en una gatera-sumidero embarrada,
a 561 m.
de la boca y a cota -26 m.
La sala presenta también algún otro ramalillo lateral de escaso desarrollo.
Mencionar que se bautizó esta galería con el nombre del grupo Polifemo, que a
comienzos de los 80 del pasado siglo abordaron la primera exploración seria de
la cueva; hoy sabemos que ellos la denominaban Galería del Metro.
§ D. — La Galería
del Ríu (y el Afluente del Duck).
Planta § D: la Galería del Ríu y el Afluente del Duck.
§. D.1.: La Galería del Ríu aguas abajo.
Como se dijo más arriba (ver §
B.1) en el punto más bajo de la Red
Intermedia dos galerías paralelas descendentes conectan con una sala por la
que discurre el río principal de la cavidad, que brota entre los bloques y
discurre un corto trecho por el extremo oeste de la sala hasta alcanzar un
sifón a los pocos metros. En el extremo contrario de la sala existe entre los
bloques que forman el caótico suelo un paso estrecho descendente; este es el
paso para alcanzar la continuidad del río aguas arriba, de la que se hablará
después (ver § D.2). La continuidad más evidente, no obstante, la constituye
una pequeña galería de techo bajo, que nos sirve de by-pass para franquear el
sifón aguas abajo, aportando a una salita de suelo de arena, con el otro lado
del sifón en su fondo. Si progresamos con el río desde esta salita aguas abajo,
vemos que el techo de la galería gana altura, y al poco esta da un quiebro de
90º a la izquierda, para conducirnos a un caos de bloques recubierto de
arcilla, el Caos Gochinonte, lugar
donde se pierde el caudal tras un nuevo giro. Este constituye el punto conocido
más bajo de la cavidad, a 225
m. de la boca y a cota -55 m.
Volviendo hacia atrás, a los
pocos metros de la salita de arena y del sifón tenemos un desvío de escasa
sección a la izquierda (suroeste) que constituye un segundo by-pass que nos da
paso a otra salita con el sifón nuevamente asomando en su parte inferior, punto
éste en el que tributa al río principal el Arroyo
Rojo, ya descrito (en § B.3).
§. D.2.: La Galería del Ríu aguas arriba, hasta L'Enanche.
El acceso a la Galería del Ríu aguas arriba se
encuentra, como ya se describió, en un paso entre los bloques de la sala de la Red Intermedia donde alcanzamos el
activo. La primera decena de metros es de dimensiones estrechas a través de dos
conductos paralelos que confluyen al poco en una galería más amplia. De estos
dos conductos, el de la derecha presenta una rampa ascendente poco evidente que
comunica con una pequeña sala, la cual a su vez forma la base de un meandro
desfondado de la Red Intermedia, ya
descrito (en § B.1). Tras una breve zona más amplia, la Galería del Ríu vuelve a bifurcarse al poco, discurriendo el agua por
el conducto de la derecha (el cual llega a sifonar en aguas altas) y
presentando por la izquierda otra galería más elevada a modo de by-pass; con
esta segunda conectan dos pocetes desde un meandrito de la segunda sala de la Red Intermedia (ver § B.1). Ambos
conductos confluyen tras una decena de metros, formando una galería más amplia,
a la que aportan por la derecha, a modo de chimeneas, un PR13 que cae de la Galería Pisada y otro pozo paralelo (ver
§ E); el primero de ellos canaliza, en época de lluvia, un modesto aporte de
agua. Poco más allá la Galería del Ríu
disminuye su altura y sección, volviendo a ampliar poco después sus
dimensiones, lugar este donde conecta por la derecha la Rampla los Escalones (PR14) que desciende de la Galería Pisada (ver § E). Más allá de
este punto la galería vuelve a reducir sus medidas y nos encontramos con
bloques en el cauce. En la margen derecha (según avanzamos, no derecha
hidrográfica) un resalte ascendente da paso a un nivel más alto y paralelo que
comunica por varios puntos con la Galería
del Ríu antes de confluir finalmente a la altura del llamado Primer By-Pass (que se describirá a
continuación), y que así mismo presenta una rampa ascendente que cierra a cota -43 m. Si seguimos, en
cambio, por el cauce, la galería vuelve a bifurcarse de nuevo tras una veintena
de metros: por la izquierda el agua surge de un duck que nos obliga a mojarnos
(y que sifona con prácticamente cualquier aumento de caudal), y por la derecha
tenemos otro paso más alto que también se bifurca al poco, constituyendo un breve
laberinto de conductos de pequeña sección. Este tramo es denominado de forma
genérica como Primer By-Pass, y en él
confluyen también los dos conductos que forman la base de un PR17 procedente
del sector de la Galería Pisada y la Sala Escondida (ver § E).
Finalmente todos estos
conductos del Primer By-Pass vuelven
a confluir en una única Galería del Ríu
de dimensiones cómodas por la que circula el activo, punto donde se sitúa, en
ascenso por la derecha, una empinada rampa que constituye la primera
comunicación con el Sector de la
Chimeneína que se describirá más abajo (ver § F). Poco más allá, tras unos
giros del cauce, encontraremos otra segunda rampa por la derecha, que es más
amplia y conforma el acceso principal al Sector
de la Chimeneína y el Patatal Total (ver
§ F). Dejando a un lado estos desvíos y recorridos unos 50 m. por la Galería del Ríu, llegaremos a un sifón;
en este punto caen del techo dos pozos poco evidentes desde el sector de L'Embudu (ver § G). El sifón se supera a
través de otro by-pass tras salvar un resalte ascendente equipado con un
pasamanos, punto que marca el inicio de L'Enanche.
Este by-pass con pasamanos nos deja en una mínima salita, donde el agua aporta
por un sifón y también por un duck que permite escasamente el paso del
espeleólogo. A priori parecen dos manaderos de un mismo caudal, pero se trata
de dos ríos distintos que confluyen en este punto: el de la derecha (sifón) es
el río principal de la cueva; el de la izquierda (duck) es un tributario, el
denominado Afluente del Duck, que se
describe a continuación.
§. D.3.: El Afluente del Duck.
Se inicia este tramo, como se
ha dicho, con un angosto paso sifonante que obliga a meter el rostro bajo el
agua. Del otro lado nos encontramos con una galería cómoda por la que discurre
el arroyo. Progresa menguando dimensiones hasta un estrechamiento que obliga a
mojarse nuevamente. Al otro lado ensancha a modo de pequeña sala, la cual
presenta una chimenea por la derecha que comunica con la Sala Broken Caveman que se describirá más tarde (ver § G). Aguas
arriba de esta pequeña sala el río discurre por un conducto de pequeña sección
durante otra veintena de metros hasta un mínimo sifón en el que el agua brota
por una grieta de poco más de 10
cm. de altura; estamos a 410 m. de la boca y a cota -50 m. Hay que mencionar que
la galería del Afluente del Duck
abandona el estrato y la dirección sureste que éste marcaba en la Galería del Ríu, dirigiéndose primero al
este y finalmente al noreste a favor de fracturas de menor entidad.
§. D.4.: La Galería del Ríu aguas arriba, desde L'Enanche.
Regresemos a la salita donde
el Afluente del Duck tributa al río
principal de la cueva, que como se dijo (en § D.2) aparece aquí por un sifón. Desde
esta salita tenemos por la parte alta un estrecho conducto barroso, inicio de L'Enanche propiamente dicho, que marca
la continuidad aguas arriba de la Galería
del Ríu, y que supone el más largo by-pass a un sifón en todo el recorrido
de esta galería. A lo largo de esta gatera tenemos varios desvíos ascendentes
por la derecha, que comunican con un laberíntico sector entre L'Embudu y la Sala Broken Caveman (ver § G). Siguiendo por el conducto principal (el
inferior) de L'Enanche, llegamos al
poco a un paso bajo con gours y agua, que superado nos deja en una pequeña
salita. Esta salita presenta unas chimeneas por la derecha que comunican con la
Sala'l Gritu, descrita más abajo (ver
§ G). Poco más allá el conducto que veníamos siguiendo, tras una corta estrechez
descendente, nos deposita de nuevo en el río.
Una vez superado l'Enanche y de nuevo en las aguas del
curso activo, la galería continúa unos pocos metros aguas abajo hasta una
estrechez inundada (cota -52 m.).
Por el contrario, aguas arriba la Galería
del Ríu prosigue con la misma morfología que en los tramos anteriores,
presentando amplias rampas y ventanas en la parte superior derecha (mirando
aguas arriba). Tras algo más de 50
m de recorrido la galería cambia y baja el techo,
adquiriendo clara morfología freática y dando diversas curvas, con alguna playa
de gravas y arenas. Se abre finalmente en una sala más amplia que está ocupada
en buena medida por grandes bloques y que presenta una pequeña cascada de 2 m. Se puede superar la
cascada trepando por un lateral y encontrar continuidad aguas arriba forzando
una estrechez entre bloques, pero existe otro paso más cómodo mediante dos
rampas barrosas situadas más atrás y a la derecha de la sala. Ascendiendo por
estas rampas (más cómoda la primera) alcanzamos un nivel superior de la Sala la Cascada, cuyo suelo está formado
por bloques empotrados y que presenta varios pozos sobre el nivel inferior por
el que corre el río. Superada la sala por este nivel superior encontramos un
conducto descendente muy evidente entre los bloques, que presenta continuidad
por la derecha y en ascenso dando paso al sector de la Sala Castrón (que se describirá al final, ver § H), y también por
la izquierda y en descenso, devolviéndonos a la Galería del Ríu sobre la cascada, junto a un sifón de corto
desarrollo que se flanquea por un nivel superior. El tramo inicial tras este
sifón es estrecho, pero pronto salimos a un ensanche de la galería, lugar donde
otra galería ascendente progresa por la derecha una veintena de metros (hasta
alcanzar la cota -38). Una vez superado este punto, la Galería del Ríu toma otra vez morfología freática, y poco más allá
finaliza ante un caos de bloques, por entre los que mana el activo, a 535 m. de distancia de la
boca, y -47 m.
de profundidad.
§ E. — La Galería
Pisada y el sector de la Sala
Escondida.
Planta § E: la Galería Pisada y la Sala Escondida.
Este sector de la cueva esta
formado por una serie de conductos situados por encima de la Galería del Ríu que discurren de forma
más o menos paralela a ella. En buena medida el sector comparte las
características de la Red Intermedia,
siendo laberíntico y de difícil descripción.
Como ya ha sido comentado
(ver § B.1), si desde la Gran Rampa de
Barro tomamos en descenso la galería paralela por el este, el conducto se
bifurca al poco, tras un resalte descendente; el ramal de la izquierda regresa hacia
la Red Intermedia, mientras que el de
la derecha constituye el inicio de la Galería
Pisada. Comienza esta galería con un tramo ascendente, que al poco se
desfonda en dos pozos rampa que son superables por encima mediante un
pasamanos. Estos pozos rampa se unen de inmediato (PR13) y caen hasta la Galería del Ríu aguas arriba (ver § D.2),
dando acceso también a una modesta galería horizontal intermedia que así mismo
presenta otro pozo que comunica con la Galería
del Ríu. Si pasamos sobre el PR13 por el pasamanos llegamos a una zona más
amplia y horizontal de la galería, donde se nos presentan otras dos
continuaciones además de la más evidente por la propia Galería Pisada. La primera es un conducto ascendente por encima de
una colada, en la vertical del pasamanos, que requirió de escalada (E13) y que
finalmente cierra a cota -23 m.
La otra es un pequeño pocete a la derecha de la galería, el cual comunica con
una estrecha rampa que discurre por debajo de la galería y acaba pinchando con
el PR13; en época de aguas altas por aquí discurre un modesto aporte de agua
hasta el río. Si seguimos por la Galería
Pisada, tras una veintena de metros vamos encontrando a la izquierda hasta
cuatro pasos estrechos sucesivos en descenso. Todos ellos conectan entre sí
formando un pequeño enrejado de rampas y gateras repletas de barro, y además la
más occidental de estas rampas presenta continuidad hacia abajo formando la Rampla los Escalones (PR14) que acaba
conectando con la Galería del Ríu.
Más allá de esta zona la Galería Pisada
adquiere una configuración meandriforme,
y progresa otras decenas de metros hasta comunicar a modo de ventana con un
amplio pozo rampa (PR17, que se describirá después); también en este punto
podemos descender otro pequeño pozo (P3) que nos deposita en un conducto
barroso de escaso desarrollo.
Volviendo atrás, la Galería Pisada ofrece otra continuación
por encima de la Rampla los Escalones,
donde presenta un divertículo lateral. De este divertículo parten dos
conductos. Por la derecha un tramo meandriforme nos lleva a una gatera,
superada la cual accedemos a un conducto estrecho de escasa continuidad;
concluye a cota -32. Por la izquierda tenemos un laminador barroso, también en
ascenso, que va ganando en dimensiones y del que parten por la derecha, más
altas, otras dos gateras paralelas. Esta pequeña galería nos deja en una sala
barrosa de medianas dimensiones a la que aportan también las dos gateras, y que
presenta además otras dos continuaciones. Por un lado tenemos un resalte
ascendente que comunica a modo de ventana con un pozo rampa (PR18, que se
describirá más abajo), pero la continuación más evidente es hacia arriba,
trepando por una colada de mucha inclinación. Superada esta colada ganamos una
sala superior, la Sala Escondida, de
medianas dimensiones como la anterior, pero bellamente adornada por
concrecciones y algunos gours con agua. De la Sala Escondida, por su extremo oriental, arrancan dos nuevas
continuaciones. La más evidente de ellas es una galería a favor de una
diaclasa, que pierde dimensiones progresivamente y que conduce a una estrechez
embarrada e intensamente ventilada, el
Pasu la Nocilla, donde el paso se torna finalmente impenetrable a cota -21
y 343 m,
así como a una diaclasa ascendente también con aire que se vuelve impenetrable
a cota -8 m.
La otra continuación desde la Sala
Escondida es un conducto descendente que se verticaliza hasta formar un
pozo rampa. Este pozo rampa (PR18) no ofrece continuidad en su base, pero
presenta dos ventanas a la izquierda: la superior comunica con la sala debajo
de la Sala Escondida, y la inferior (Ventana Vaginal) da acceso a otro pozo
rampa más amplio. Este segundo pozo rampa (PR17) también presenta una amplia
ventana a la izquierda que no es sino el extremo oriental de la Galería Pisada, y más abajo una cómoda
repisa a partir de la cual se divide en dos conductos descendentes paralelos
más estrechos; ambos acaban conduciendo a la Galería del Ríu aguas arriba, a la altura del llamado Primer By-Pass (ver § D.2). A la
mencionada repisa confluye también una ventana elevada en la pared derecha, la
cual comunica con el Sector de la
Chimeneína que se describirá más adelante (ver § F).
§ F. — El sector de la Chimeneínay la Vía Patatal
Total.
Planta § F: el Sector de la Chimeneína y la Vía Patatal Total.
De forma paralela a la Galería del Ríu en el tramo comprendido
entre el Primer By-pass y l'Enanche (ver § D.2) se desarrollan
este sector de la Chimeneína y su
nivel superior, la Vía Patatal Total,
que comparten características (configuración laberíntica y de difícil
descripción) con la Red Intermedia (ver
§ B.2) y el sector de la Galería Pisada
y la Sala Escondida (ver § E), y que
en buena medida constituyen la continuación de aquellos otros laberintos.
Desde la Galería del Ríu podemos acceder a este sector a través de dos
rampas de barro por la derecha (suroeste), una a la salida del Primer By-pass, y otra unas decenas de
metros más allá, tras unos quiebros del cauce en una zona meandriforme. Esta
segunda rampa es más cómoda y amplia que la primera, y es el acceso más lógico
a este sector; subiendo por ella a los pocos metros se nos presentan varias
posibilidades:
a) — A la derecha sale un
conducto ascendente muy inclinado, en cuyo inicio tres pasos bajos conectan con
la Galería del Ríu mediante sendos
pozos (P6 en los tres casos). Superados por encima estos pozos el conducto
pierde dimensiones y gana inclinación, alcanzando una mínima salita que también
presenta varias continuaciones. De frente una gatera de escasa continuidad y a
la izquierda una rampa ascendente, casi una chimenea. Por la derecha una gatera
en ligero descenso nos acaba conduciendo a una salita más amplia, que en su
parte baja se desfonda hacia la Galería
del Ríu mediante sendos pozos-rampa (el otro acceso mencionado a este sector
de la Chimeneína). Por encima de
estos pozos-rampa una escalada (E4) nos da acceso a un conducto colgado que
comunica, a modo de ventana (P4) con el final del PR17 del sector de la Galería Pisada, ya descrito
anteriormente (en § E).
b) — De frente y en ascenso
la rampa arcillosa continúa, pero disminuyendo sus dimensiones y aumentando su
inclinación hasta convertirse casi en una chimenea (E5) a la que da continuidad
un conducto estrecho y barroso. Finalmente conecta con una sala pequeña con una
chimenea (la "chimeneína" que da nombre al sector). Son varias las
continuaciones de esta salita (aquí volveremos después), pero la más obvia nos
deja en una repisa colgada, con un pozo arrampado a la izquierda (PR9) y una
colada ascendente a la derecha. De frente la repisa nos conduce a un pequeño
enrejado de conductos, el más alto de los cuales se gana tras una trepada (E5)
y alcanza la cota -28 m.
c) — A la izquierda la rampa
continúa en horizontal, desfondándose a los pocos metros en un P9 sobre la Galería del Ríu. Superando este desfonde
por arriba mediante un pasamanos ganamos una gatera barrosa que conduce a una
sala mucho más amplia, la cual constituye la base del PR9 mencionado más arriba.
Tiene continuidad esta sala hacia abajo por un conducto estrecho que conecta
con un pequeño enrejado de gateras barrosas: hacia la derecha acaban
desfondándese sobre la Galería del Ríu
mediante sendos pozos (P4 y P6), mientras que a la izquierda y tras un tramo
estrecho horizontal acaba conectando a modo de ventana con el P9 antes
mencionado, que igualmente cae al río. Continúa también la sala de frente, tras
superar un resalte ascendente (en realidad un lateral del PR9 que desciende del
nivel superior), vía por la que comunicamos de nuevo con el techo de la Galería del Ríu a través de un P7 + P6.
Si nos situamos de nuevo en
la pequeña salita con la chimeneína
en la cabecera del PR9, tendremos sobre nosotros varios tubos ascendentes
intercomunicados a modo de chimeneas con mucho barro. Superando mediante
incómoda escalada la intermedia de estas chimeneas (E8) se alcanza un conducto
superior meandriforme y desfondado, inicio de la Vía Patatal Total, que progresa a derecha e izquierda. Hacia la
derecha (noreste), y tras escalar otra chimenea con arcilla (E4) se llega a una
galería de modestas dimensiones, gatera a tramos, que conduce finalmente a una
estrechez y a un pozo no descendido. En sentido contrario, hacia el sureste, y
tras superar mediante pasamanos un desfonde del meandro sobre un pozo-rampa
ciego, y otra trepada (E2), alcanzamos la continuación del conducto, un rosario
de estrecheces, salitas y pequeños meandros; este recorrido requirió instalar
pasamanos en su mayor parte. La Vía
Patatal Total nos acaba depositando en una ventana sobre otro conducto más
amplio, y también desfondado, inicio del sector de L'Embudu que se describe a continuación.
§ G. — El sector de L'Embudu, la Sala Broken
Caveman y la Sala'l Gritu.
Planta § G: el Sector de L'Embudu, la Sala Broken Caveman y la Sala'l Gritu.
Como se ha dicho, los
pasamanos de la Vía Patatal Total nos
depositan en otro conducto desfondado y más amplio, situándonos en una especie
de repisa elevada. Hacia abajo tenemos un pozo, amplio en su cabecera y
estrecho más abajo (PR16, bautizado L'Embudu),
pero también es posible progresar por el techo del conducto, salvando el pozo
mediante pasamanos. Si lo hacemos así, al otro lado la galería continúa un
corto trecho hasta un nuevo desfonde amplio, una de las incógnitas prometedoras
de la cueva, a cota -22 y a 402
m de la boca; por la izquierda tenemos aquí también otro
pozo inexplorado.
Si por el contrario
descendemos el pozo de L'Embudu, en su
base alcanzamos una sala con varias continuaciones posibles. La más evidente es
hacia abajo, a través de otro P3 al que sigue un conducto estrecho que nos
deposita en otro más amplio, a su vez con varias posibilidades de progresión.
Por la izquierda un pasamanos y un P9 nos depositan en la Galería del Ríu, y sobre la cabecera de este pozo tenemos una serie
de gateras que comunican con otro estrechísimo pozo arrampado que cae al río
justo antes del pasamanos al inicio de L'Enanche
(ver § D.2). Si por el contrario continuamos hacia la derecha, a través de
un paso estrecho meandriforme conectamos con otro conducto más amplio y
barroso. Este presenta algunas chimeneas interconectadas sin solución de
continuidad, un pozo arcilloso y estrecho que cae también a la Galería del Ríu al inicio de L'Enanche, y por el extremo contrario
(este) presenta un P4. Descendido este pozo, nos situamos en un conducto
estrecho e inclinado, que ofrece a su vez varias posibilidades:
a) — De frente y en ligero
ascenso conectamos con una salita de dimensiones modestas que presenta un
desfonde en el barro que nos permite comunicar con L'Enanche (ver § D.4). Sin embargo, mediante un pasamanos, se
alcanza otro conducto más cómodo que se dirige al norte y mantiene la cota, y
que conduce a la Sala Broken Caveman.
Esta es de dimensiones relativamente amplias y suelo inclinado, y además de
varios divertículos sin entidad tiene dos continuaciones. Hacia abajo, a través
de una rampa barrosa y un P5 conectamos con la galería por la que discurre el Afluente del Ducken su tramo medio (ver § D.3). Y hacia arriba conectamos con un
meandro ascendente, alto y de cierta entidad, el Meandro Liando, que presenta varias incógnitas por explorar y cuya
punta de exploración se sitúa a cota -27 y a 436 m de la boca.
b) — En descenso un paso estrecho
nos deja en una salita de suelo arcilloso e inclinado. De esta parten varias
conexiones. Hacia abajo la rampa continúa hasta conectar con L'Enanche (ver § D.4). Hacia arriba un
par de pasos incómodos y estrechos conectan con la sala previa a la Broken Caveman, descrita poco más
arriba. Y la tercera posibilidad desde esta salita arcillosa es una gatera que
da paso a otra mínima salita y a un enrejado de conductos estrechos, que hacia
abajo conecta con el by-pass con pasamanos antes de L'Enanche (ver § D.2) y con la propia gatera de L'Enanche a su inicio (ver § D.4), y
hacia arriba confluyen en un laminador estrecho que se torna impenetrable a
cota -44.
Si regresamos a la sala en la
base de L'Embudu tenemos otra
continuación evidente, una galería que tras superar un pequeño resalte
ascendente progresa por debajo del propio pozo-rampa de L'Embudu. Al principio de dimensiones cómodas, se estrecha tras un
quiebro, donde adquiere sección meandriforme y se nota corriente de aire.
Amplía al poco al comunicar con una sala más amplia, la Sala'l Gritu, a la que accedemos por un P3. Esta sala está
escalonada con resaltes, y en su extremo inferior presenta un P4 que comunica
con el tramo final de L'Enanche.
Presenta además otras posibilidades aún no exploradas.
§ H. — El sector de la Sala Castrón.
Planta § H: el Sector de la Sala Castrón.
En el nivel superior de la Sala la Cascada (ver § D.4) observaremos
una amplia galería que, a modo de balcón sobre la bloquera, comunica con la
sala por el sureste. A través del caos de bloques que nos devuelve al río por
encima de la cascada, pero buscando el paso en este caso a la derecha y en
ascenso, lograremos alcanzar este balcón sobre la Sala la Cascada, que efectivamente es el inicio de una amplia
galería. Esta galería está ocupada por grandes bloques y, en continuo ascenso,
nos lleva a una rampa arcillosa que finaliza en un paso estrecho. Al otro lado
de este paso estrecho continúa la rampa barrosa ascendente en una galería de
grandes dimensiones, tramo denominado Rampa
la Polla. Continuando por lo más evidente llegamos a un tramo llano con
grandes estalagmitas que comunica de inmediato con una sala (o ensanche de la
galería) con forma de embudo, el Ḥou.
Descendido el Ḥou la galería continúa
del otro lado en ascenso, conduciéndonos tras una veintena de metros y una zona
de largos macarrones a la entrada de la Sala
Castrón, que observaremos desde su parte alta (cota -19 m) y cuyo suelo está
ocupado por grandes bloques, con un pozo-rampa a modo de embudo en su parte más
baja.
Este pozo rampa es el acceso
más evidente a un pequeño enrejado de conductos de difícil descripción que se
desarrolla bajo la Sala Castrón,
comunicando con ella por varios otros puntos, y que finaliza ante un estrecho
sumidero a cota -32 m.
Además de este nivel inferior la Sala
Castrón presenta otras continuidades sólo parcialmente exploradas y todas
ellas pendientes de topografía. Así mismo, aquí se sitúa la punta de topo más
alejada, a 615 m
de la boca.
Han participado en los trabajos de exploración y topografía: Avelino Alonso-Tejón, Lara Álvarez, Victoria
Álvarez, Zaida Álvarez, Javier Andrés, Pablo Ares, Ernesto Carrera, Sergio
Estrada, Lolo Gegunde, Javier Gil, María Herrera, Nacho Montero, Julio Montes,
Irene Muñiz, Ángel Muñozo, Saúl Pascual, Juan Carlos Riobello, Gonzalo Sánchez,
Víctor Sánchez, Beatriz Santa Cruz, Carlos Santos, Pablo Solares, Íñigo Soto, y
Laura Zango (por parte de la S.E.B. Escar); Carla Gutiérrez (S.E.B. Escar /
G.E. Niphargus); Álvaro De la Fuente (por parte del G.E. Niphargus); Pedro J.
Almeida, José Ferreras, Santiago Ferreras, y Susana Gutiérrez (por parte del
G.E. Diañu Burlón); Paco Cabal, y Paco Delgado (por parte del G.E. Polifemo). El dibujo de la topo y el texto de la presente reseña son de Pablo Solares.