Ah.ayádevos, cueveros!
Después de más de un mes sin actividad en la zona, volvimos por Rusecu la semana pasada.
El día 2 me acerqué hasta la Cueva la Zurra, con idea de continuar con las labores de topo en la punta más alejada, y confiando en que el sifón temporal que nos había detenido en la última tentativa ya estuviese vacío como el verano pasado. Así fue. Es más, el nivel de agua estaba bastante más bajo de lo habitual, por lo que aprovechamos para topografíar los conductos que hay aguas abajo del p-8, completamente secos en esta ocasión.
Tras topografíar estas estrecheces avancé hasta la punta de topo, siguiendo con la poligonal desde allí hasta la diaclasa del pasu Carla, donde ya me hacía falta cuerda que no llevaba. Habiendo completado con el objetivo marcado para la jornada, y tras unas horas en cavidad, me volví para afuera.
Con lo topografiado en esta ocasión el desarrollo de la Cueva la Zurra alcanza los 769 m., quedando de momento como la tercera cavidad del macizo. Mencionar que por las paredes de toda la parte inicial de cueva, y hasta el paso sifonante, había miles -literalmente- de mosquitos, aparentemente de la familia Limonidae; auténticos "enjambres" en algunos puntos, hecho que consideramos digno de comentarse y que no habíamos observado anteriormente. También pudimos observar pseudoescorpiones y distintas especies de coleópteros.
Dos días después volví a Rusecu con intención de echar una ojeada a un sumidero que se sitúa en el fondo de un pequeño valle ciego desarrollado sobre materiales impermeables al suroeste de la Cueva la Zurra, que ya había localizado en anteriores pateos, y que pudiera constituir la cabecera del arroyo del suroeste de la cueva, cuya exploración finalizó ante un duck impenetrable pero con intenso tiro de aire.
El sumidoriu (RU-16) tiene forma de meandrito estrecho a varios niveles. Por el más bajo, por donde circula el agua, se vuelve impenetrable de inmediato. El nivel intermedio, tras un resalte ascendente, está constituido por una pequeña gatera descendente que finaliza en un pocito entre bloques con tiro de aire, reforzando nuestra hipótesis. Existe un nivel superior, unos seis metros por encima, al que tuvimos que acceder descolgándonos desde la ladera superior, anclando la cuerda a un árbol afayaízu; este nivel superior es un conducto estrecho meandriforme en descenso, que finaliza a los pocos metros.
Me disponía a marcharme cuando tuve una primera sorpresa al encontrarme un torcu cercano que me había pasado desapercibido antes al estar parcialmente tapado por el tronco caído de un castaño. No tenía mucha pinta de tirar, y pude comprobarlo dos espits más tarde: un calcetín de 4 m.
Todavía tuve otra segunda sorpresa porque de la que regresaba encontré junto al camino otro torcu, que aparentaba ser un hundimiento reciente, pues los dos primeros metros de las paredes eran de tierra, con raigones colgando, y la roca sólo aparecía más abajo. Pensé que el sitio era peligroso, y no me equivocaba porque al asomarme me encontré que en el fondo del torcu (de unos 4 m. también) había un jabalí, muerto pero recientemente, ya que aún no había comenzado la descomposición. En un lateral de la base del pozo aparece un meandrito con alguna posibilidad de progresión, pero el bicho muerto hizo que no me decidiera a bajar, quedando apuntado (RU-17) para cuando la naturaleza siga su curso y sólo deje los huesos del xabalín.
Seguiremos informando,
Saludos soterraños!