En los cuatro posts anteriores he publicado una crónica de nuestro viaje barranquero a Madeira, más o menos detallada, y en este último post a modo de epílogo quisiera realizar una serie de consideraciones y anotaciones sobre el mismo. Por un lado como conclusión propia, mía y de mis compañeros, de la experiencia. Por otro lado por si pudieran ser de utilidad para quienes se desplacen a la isla a cañonear.
Comienzo con la parte más personal -por así decir-, la que se refiere a nuestro propio grupo. Al final vienen las consideraciones más generales, como son las fuentes de información sobre los barrancos de Madeira o la cartografía, etc.
EL TRANSPORTE:
Nosotros decidimos desplazarnos hasta Madrid en coche y volar Madrid-Lisboa-Funchal, como ya se dijo. Con tiempo y ganas pueden buscarse otras combinaciones, incluso podríamos haber salido de algún aeropuerto más cercano. Pero lo cierto es que nosotros estamos satisfechos con el resultado de la combinación, por un precio adecuado. A tener en cuenta el tema del peso en el avión. Nosotros llevábamos mucho material, pero al ser cinco pudimos repartir y no tuvimos que pagar sobrecarga (aunque todos llegamos al tope de peso, of course).
Para moverse en la isla la mejor opción es el coche de alquiler. Nosotros no lo llevamos contratado desde aquí y fue un error. Aconsejamos llevarlo contratado desde casa. Y tras lo visto, leído y hablado, quizás la mejor opción en Madeira sea la compañía Sixt.
Por otro lado, para realizar los cañones que necesitan de dos coches habíamos pensado coger un segundo coche de alquiler y agrupar todos estos barrancos en días consecutivos. Finalmente no fue así, y para el único barranco con 'navette' que realizamos contratamos un taxi, como ya se dijo en posts anteriores. Y sinceramente fue un acierto, por comodidad y economía. En un viaje corto, en que sólo uno o dos cañones requieran de un segundo vehículo, creemos que es un opción muy interesante.
EL ALOJAMIENTO:
Como destino turístico que es, son numerosísimas las opciones de alojamiento en la isla. Nosotros teníamos claro que buscábamos una casa de aldea, o similar, que dispusiera de espacio para lavar y tender el material, y que nos diera total autonomía para organizar nuestros horarios y nuestras comidas. Teníamos claro, además, que nuestro alojamiento tenía que estar en la costa norte, más concretamente entre São Vicente y Porto Moniz, de cara a facilitarnos el acceso a la zona más interesante de barranqueo.
Entre las muchas opciones que miramos finalmente nos decantamos por una que nos había facilitado Duarte, la Casa João da Eira, ubicada en Seixal. Desde Asturias hablamos con el propietario y nos dio buena onda. Y una vez allí la elección resulto un acierto.
Mentiría si no afirmase que buena parte del éxito de nuestro viaje fue la casa. Cómoda, amplia, económica, con todos los servicios que necesitábamos, y además con un amplio exterior -pero en parte a cubierto de la lluvia- donde lavar y tender los neoprenos y el material. Realmente no tenemos ni una sola queja del alojamiento. Más bien lo contrario, elogios.
LA COMIDA:
En todos los pueblos de la isla hay pequeños comercios, pero salen más económicas las grandes superficies. En nuestro caso nos abastecimos principalmente en un hiper de Ribeira Brava.
No obstante en los restaurantes de la isla se come bien y -en general- barato, y la gastronomía local es, en nuestra opinión, muy buena. ¡Las jornadas gastronómicas que nos hemos metido entre pecho y espalda no han estado nada mal!
No puedo dejar de anotar aquí que nosotros tuvimos el privilegio de contar con un cocinero en el viaje, que se curró prácticamente la totalidad de las cenas que nos zampiñamos en la isla. Y no cenas cualquier, oiga, cenitas de chuparse los dedos. Ponga un chef en su expedición y el éxito está asegurado. ¡¡Mil gracias, Julio. Nunca te lo agradeceremos bastante!!
EL GRUPO:
Finalmente fuimos cinco escariegos a Madeira, pero pudimos haber sido más (o menos). En todo caso el número de participantes fue también un acierto, ya que nos permitió movernos con un único vehículo y ajustarnos casi plenamente a los horarios que marcaban las guías para los descensos.
La experiencia barranquista y el nivel técnico de los cinco participantes era muy dispar, aunque -lógicamente- hasta los menos experimentados disponen de una base sólida. En todo caso fue tenido en cuenta en la programación de los cañones (estaba claro que no íbamos a meternos en grandes 'fregaos') y en el reparto de funciones, lo mismo dentro y fuera de los barrancos, como en la preparación previa del viaje.
El planteamiento básico del viaje era disfrutar, y el objetivo principal era realizar algunos de los barrancos clásicos de la isla, sin meternos a aquellos de mayor dificultad técnica. Abrir algo figuraba también entre los objetivos, pero de forma secundaria. Barranquear y pasarlo bien era lo esencial.
LA PLANIFICACIÓN DE LOS BARRANCOS:
De las fuentes de información sobre barrancos y cómo solicitar los permisos se hablará después, pero quiero mencionar aquí que a la hora de hacer un calendario para los descensos tuvimos en cuenta varios factores:
-Que la dificultad fuese progresiva, empezando por barrancos más sencillos y siguiendo por otros de mayor dificultad.
-Que para barrancos que compartiesen en parte la aproximación, deberíamos realizar primero los que la tuvieran más corta. Así en aquellas aproximaciones más largas, iríamos más sobre seguro y ahorraríamos tiempo de posibles pérdidas.
-Que los barrancos que necesitasen de 'navette' se programasen en días consecutivos para ahorrarnos algo de pasta en el alquiler de coches.
Dado que los permisos había que solicitarlos con cierta antelación no pudimos tener en cuenta la previsión meteorológica, y teníamos claro que los planes están para romperse llegado el caso. Así pues preparamos una programación A (para la que pedimos los permisos) y una programación B, de descensos en zonas de mucho menor interés pero que serían factibles en caso de una meteorología adversa que nos impidiera realizar los inicialmente programados (los B mayormente de la zona sur de la isla, frente a los de la zona norte, más interesantes).
Por otro lado pedimos permisos para todos los días en la isla, incluso dos permisos para algunos días. Habíamos decidido tomarnos al menos dos jornadas de descanso y turisteo, pero ya elegiríamos los días libres sobre la marcha en función de la meteorología.
El listado de barrancos para los que pedimos permisos inicialmente era: Ribeira Funda, Ribeira da Pedra Branca, Ribeira do Folhado, Ribeira da Hortelã, Ribeira do Passo, Ribeira do Inferno, Ribeira do Seixal, Córrego da Beira do Lombo Queimado, y Ribeira do Vimieiro.
Los planes están para cambiarlos, ya se dijo. Y los cambiamos varias veces durante nuestra estancia en la isla. El día 14 ante la mala previsión meteorológica solicitamos unos nuevos permisos: Inferno y Pedra Branca (otra vez), Ribeira das Cales II, Ribeiro Frío, y Ribeira da Água Negra.
Los barrancos que finalmente realizamos, como ya se ha contado, fueron:
-Ribeira Funda, v3 a2 III, 600 m. de longitud y 195 m. de desnivel.
-Ribeira do Folhado, v4 a2 II, 700 m. de longitud y 300 m. de desnivel.
-Ribeira do Seixal inferior, v3 a3 III, 1200 m. de longitud y 300 m. de desnivel.
-Ribeira do Passo inferior, v4 a2 II, 600 m. de longitud y 205 m. de desnivel.
-Ribeira Pé das Voltas, v3 a2 II, 900 m. de longitud y 300 m. de desnivel.
-Ribeira do Inferno, v3 a2 III, 3100 m. de longitud y 570 m. de desnivel.
-Ribeiro Frio superior, v3 a2 II, 1500 m. de longitud y 250 m. desnivel.
Y la apertura frustada de la Ribeira das Fontes.
[Nota: no todas las fuentes son coincidentes en cuanto a la cotación de dificultad de los cañones. Aquí hemos indicado la que nos ha parecido más adecuada para cada caso.]
CLIMA:
Comentar que en Madeira nos encontraremos con condiciones subtropicales, que debido al régimen de alisios varían mucho del norte al sur de la isla (más precipitaciones en el norte, más seco el sur). En principio las mejores épocas para barranquear en Madeira son el final del otoño y el comienzo de la primavera, en las que encontraremos los cañones con mayor caudal (más secos en verano).
Por condicionantes laborales, la mejor época para nosotros era noviembre, y así quedó fijado. Por lo que sabíamos al respecto, en noviembre podíamos tener muy buena suerte con los caudales, o muy mala si la meteo era especialmente adversa, ya que es un mes especialmente lluvioso algunos años. A nosotros la apuesta nos salió bien, como se ha visto, y aunque nos llovió bastante lo cierto es que no fue un impedimento, a excepción de algún día concreto, para barranquear. Al contrario, disfrutamos de caudales adecuados, aunque picando a alto en algún caso. Temperaturas agradables en torno a los 20º C la mayor parte de los días.
LA INFORMACIÓN SOBRE LOS BARRANCOS:
La obra fundamental para barranquear en Madeira es la guía de cañones de Antoine Florin, autoeditada, Canyons de Madère / Canyons da Madeira, publicada tanto en francés como en portugués, una obra que desde el fallecimiento del autor no es tan fácil encontrar. Describe 37 cañones, aunque algunos constan de varios tramos que normalmente se realizan independientemente, multiplicando las posibilidades. Quien suscribe contaba desde hace algunos años con la edición francesa, y de cara al viaje pudimos disponer también de la portuguesa.
Por otro lado, bajo la coordinación de Duarte Silva, el Clube Naval do Seixal viene editando una mini-guía de descenso de cañones para el Meeting Canyoning Madeira, encuentro internacional que se celebra anualmente en primavera. Esta guía cuenta con una quincena de descensos y en su versión de 2013 puede descargarse gratuitamente de la página Montanha Madeira (en diversos idiomas, entre ellos el castellano). Nosotros además contábamos, gracias a la amabilidad de Duarte, con la versión en papel de 2014 y con la mini-mini-guía que la acompaña (sólo croquis, y apta para llevar en el bidón; un puntazo).
Además por internet circulan diversas memorias de expediciones barranqueras a la isla, muchas de ellas en castellano. Bien es cierto que muchas tienen bastantes años, editadas cuando Madeira era una novedad y no un destino barranquista consolidado, pero a nosotros nos han sido de alguna ayuda. Así, hemos consultado memorias de Andrés Martí (expediciones de 2004 y 2008), de Mario Gastón (expedición del Tracalet en 2005), de Daniel Lozano (expedición de la A.E. GET en 2008), así como la de la expedición navarra de 2007, entre otras. Algunas de estas memorias contienen info sobre barrancos que no aparecen en las guías.
Y en fin, además de todo lo mencionado, es muchísima la info que circula por la red sobre barrancos de Madeira, en webs, blogues, foros, etc. aunque no siempre es fácil discriminar la calidad de la información.
Dado que desde un principio tuvimos intención de atacar alguna apertura en la isla, lo cierto es que un servidor recopiló mucha información de aquí y de allá, con la idea de saber al menos qué estaba ya abierto y qué barrancos podían no estar descendidos, prestando especial atención a las fuentes locales, madeirenses. Y de resultas de ello dispusimos de un amplio abanico de posibilidades para cañonear en la isla, que no se limitaba a las guías publicadas. En cualquier caso, fue un acierto dedicar tiempo a esta labor de recopilación de información, pues permitió tener una idea más cabal de lo que nos íbamos a encontrar y disponer de opciones en caso de que la meteorología se torciera seriamente.
LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS CAÑONES:
Respecto a la litología, y en cuanto a su incidencia en nuestra actividad, sabíamos que nos enfrentaríamos con dos tipos de rocas bien distintas. Por un lado basalto, una roca muy dura y abrasiva con las cuerdas. Y por otro lado lo que los madeirenses denominan roca 'cerro', que son piroclastos más o menos compactos, una roca porosa y menos consistente, también abrasiva para la cuerda.
Debido a ello la instalación de los barrancos es algo más técnica de lo habitual aquí: pasamanos para acceder a cabeceras limpias, cascadas fraccionadas, algún desviador... Además el uso de antirroces es casi obligado para salvaguardar las cuerdas, que ciertamente sufren mucho. Lo cierto es que les dimos buen trato a las cuerdas, y resistieron bien el envite; Dana 9 mm. de Korda's, como ya se dijo.
Paredes de roca 'cerro' y bloque de basalto. |
En general la temperatura del agua no es excesivamente fría, y muchos de los descensos se pueden abordar perfectamente con peto de neopreno y chaquetilla de kayak (sin chaqueta de neopreno).
Mencionar también que íbamos advertidos de que las instalaciones cambian a menudo debido a las fuertes crecidas que los cañones de la isla sufren periódicamente, y que no es raro encontrárselas dañadas o desaparecidas en los barrancos menos frecuentados. Ello obliga a llevar consigo cierta cantidad de material de equipación. En nuestro caso, al ir al final de la temporada, no nos tocó reponer ninguna instalación, aunque como se ha dicho íbamos preparados para ello.
En la mayor parte de los casos las instalaciones son buenas o excelentes. Principalmente nos encontramos con parabolts 10 mm. inox, y spitinox (chapas inox también) en los basaltos, y cabeceras con clavijas largas en U trianguladas en la roca 'cerro'.
No son raras las grandes verticales en los barrancos madeirenses. Nosotros sólo llevábamos prevista una, la cascada de 100 m. del Jungle Rain Canyon (Beira do Lombo Queimado), que finalmente no realizamos. De hecho no realizamos ninguna cascada por encima de los 65 m. Mencionar también que la mayoría de los cañones tienen pocos o ningún escape, lo que exige cierto compromiso.
Y aunque se nos había advertido de lo resbaladizo de los barrancos de Madeira, en nuestra opinión las cuarcitas asturianas son más escurridizas aún. Bien es cierto que íbamos excelentemente calzados con nuestras botas Bestard nuevecitas...
Respecto a los croquis de los descensos, todos ellos (tanto los sacados de las guías, como los obtenidos de internet) son muy esquemáticos, y en general no mantienen la escala horizontal, sólo la vertical. También advertir que respecto a las cotaciones de dificultad tenemos la impresión de que las guías subestiman el grado de compromiso (es una opinión) mantiéndose dentro de los estándares las cotaciones de dificultad vertical y acuática.
Es de señalar, ya por último, que muchos de los barrancos tienen sus caudales modificados artificialmente por la extensa red de levadas que recorre la isla. Normalmente las levadas restan caudal a los cañones, pero en algún barranco nos hemos encontrado con levadas que añadían caudales extra a los descensos. En ningún caso fue un factor problemático.
CARTOGRAFÍA:
El 1:25.000 del Instituto Geográfico do Exército recoge la isla en nueve hojas (otras siete hojas recogen el resto del archipiélago). En concreto son las hojas 1 a 6 las más interesantes para la planificación de una campaña barranquista. En nuestro caso solicitamos por e-mail estos seis mapas a dicho instituto; nos llegaron a la semana.
Disponíamos también de la misma cartografía completa en digital: la primera edición del mapa (1975) georreferenciada, y la segunda (2003) sin referenciar. Las empleamos con el CompeGPS para ubicar los descensos. Tuvimos también a nuestra disposición el conjunto de waypoints que acompañan la guía de Antoine Florin, que tuvo la amabilidad de pasarnos en un archivo Duarte. Obviamente todo ello fue de mucha utilidad a la hora de planificar las actividades.
Nosotros no llevamos receptor GPS, aunque lo cierto es que es recomendable, sobre todo en los cañones cuyos accesos se realizan a través de la planicie de Paúl da Serra.
Mencionar que el 1:25.000 de 2003 no recoge todas las nuevas carreteras de la isla, que por lo demás se sitúan con facilidad en cualquier mapa turístico.
LOS PERMISOS:
La práctica del barranquismo en Madeira, aunque legal, se encuentra regulada y para efectuar los descensos es necesario solicitar permiso a la Direção Regional de Florestas e Conservação da Natureza, para lo que es necesario indicar día y horario previsto para cada barranco, la identidad de los participantes, acreditar que se está en posesión de un seguro de RC que cubra la actividad, y además deberemos enviar un pequeño protocolo de actuación y de seguridad, así como listado del material que emplearemos en el descenso. Estos permisos pueden solicitarse a través de un cómodo formulario en esta página, en la que además encontraremos un mapa con la ubicación de los principales cañones y una tabla en la que comprobar qué cañones y días están ya reservados. También es posible solicitar los permisos por e-mail.
Hay que tener en cuenta a la hora de pedir los permisos que la Dirección de Florestas sólo admite los nombres tradicionales de los barrancos, y no otras designaciones con las que se han publicado modernamente algunos de los cañones (algo que a nosotros nos parece encomiable). Así, aunque mayormente se le conoce como 'Jungle Rain Canyon' (así lo publicó A. Florin en su guía) para solicitar el permiso deberemos indicar que vamos a descender el 'Córrego da Beira do Lombo Queimado'. Es algo importante y puede suponer alguna molestia, pero por la red se encuentra fácilmente la tabla de equivalencias entre unos y otros nombres.
Según nuestra experiencia, a la solicitud inicial de permiso responden en aproximadamente una semana y, a posteriori, las modificaciones en los permisos son contestadas en el día. Todo un lujo. Una vez más repetimos que ya podían tomar puntos las administraciones españolas, y muy especialmente la asturiana, de este modo de regular el barranquismo.
A MODO DE CONCLUSIÓN:
Son muchas las experiencias que nos traemos de vuelta de este viaje, cómo no podía ser de otro modo. Y entendemos ahora perfectamente que Madeira se haya convertido, en el transcurso de una década, en un destino barranquista de primer orden, además de ser, en general, un destino turístico recomendable.
Nos hemos propuesto preparar un vídeo de nuestro viaje, labor que aún tenemos por delante y que nos llevará algún tiempo, pues ha sido mucho el material audiovisual que hemos traído de Madeira, ¡nada menos que 40 Gb!
Pero, más allá de los buenos momentos vividos y las experiencias que nos traemos en la saca, a modo de conclusión sólo diré que los cinco escariegos que nos hemos embarcado en esta aventurilla tenemos claro que vamos a volver a la isla con el neopreno y las cuerdas, más pronto que tarde: el hechizo de la 'Perla del Atlántico' y de sus cañones ha hecho presa en nosotros.
AGRADECIMIENTOS:
- A TANTY CORO y DEPORTES MORÁN, de Arenas de Cabrales, y a BOTAS BESTARD, por facilitarnos la compra de botas nuevas a todo el equipo y a un precio de ganga.
- A DEPORTES TUNDRA, de Avilés, por facilitarnos la compra de la cuerda 'in extremis'.
- A DUARTE SILVA (y Montanha Madeira), barranquista madeirense que nos proporcionó mucha (y valiosa) información, y del que podemos decir sin duda que es un amigo. ¡Obrigados!
- A RUI MANUEL VELOSA, propietario de la Casa João da Eira, que se preocupó de que no nos faltara de nada y se portó como un paisano.
- Al CAMPING PICOS DE EUROPA, de Avín, que dispuso la furgo con la que bajamos y subimos a Madrid, y a SAÚL GONZÁLEZ, que nos hizo de chófer para estos trayectos.
- A la DIREÇÃO REGIONAL DE FLORESTAS Y CONSERVAÇÃO DA NATUREZA, por su eficiencia y buen hacer.
- A los compañeros de la SOCIEDAD ESPELEOLÓGICA Y BARRANQUISTA ESCAR y de los demás clubes de la FEDERACIÓN D'ESPELEOLOXÍA DEL PRINCIPÁU D'ASTURIES, por el interés mostrado en nuestro proyecto, y por el seguimiento realizado a través de las redes sociales de nuestras andanzas por la isla.
- Y, cómo no, a todas las gentes de la Isla de Madeira, que para nosotros han sido la amabilidad personificada.