miércoles, 25 de junio de 2014

Una de descensos de riegas selváticas y gargantas olvidadas. La Riega la Frecha y las H.oces d'Argañéu.

Ah.ayádevos, cueveros!

Para este lunes habíamos preparado una actividad barranquil bastante interesante, pero que finalmente no pudimos realizar debido al aviso de tormentas (prudentia maxima virtus), cambiando de planes sobre la marcha y abordando otra buena calcetinada barranquista, pero con bastante menos compromiso -e interés deportivo- que la inicialmente proyectada. Nuestro nuevo objetivo sería el ríu Argañéu, afluente del Tabardín (conceyu de Cangues), y como somos un poco masocas decidimos descenderlo íntegramente.

Preparando los aperios en La Güesera

Para ello los dos barranquistas-rieguistas, Julio y el menda, contamos con la ayuda de Victoria, que nos hizo el favor de acercarnos hasta la Güesera, en la carretera de los lagos. El otro coche lo habíamos estacionado previamente en Llanu de Con, junto a la mecedura del Argañéu y el Tabardín.

Una vez pertrechados, cruzamos la pequeña jorcadina por la que dejamos atrás el ámbito de Covadonga (y del parque nacional con sus prohibiciones) y devolamos a la cuenca del Argañéu, y por el antiguo camín del puertu descendemos en pocos minutos hasta La Frecha, donde muere una pista procedente de Gamonéu de Cangues. Bajo los prados de La Frecha (o la Flecha) nace la riega homónima, que forma uno de los dos ramales de cabecera del ríu Argañéu. Decidimos meternos al cauce desde su mismo comienzo, que aunque está muy vestido de matorral, no lo está menos que las laderas de la riega más abajo.

Llegando a La Frecha. En segundo término Gamonéu de Cangues. Al fondo el Hibéu.

Lógicamente esto supuso una lucha implacable con la maleza, en la que echamos en falta un machete o una joceta. Árgumas, inabios, bardios, andrinos, rosales y todo tipo de escayos pusieron freno a nuestro avance (por no hablar de las cabarras), pero tras unos centenares de metros el cauce comienza a configurarse y la vegetación deja de estorbar (o mejor dicho, estorba menos). El barranco en sí se inicia con una serie de pequeños toboganes y al poco el R1 (15 m), tras el que recibimos una riega afluente por la izquierda; este es un posible acceso más cómodo que el que nosotros usamos. Tras la confluencia nos esperan unos resaltes y un buen tobogán, que dan paso a otro tramo bastante vestido de maleza y de escaso interés.

Esto ye Asturies. Julio en la selvática cabecera del R1

Superado este tramo vestido da inicio el barranco en sí de la Riega la Frecha, con una sucesión de otros cinco rápeles (máx. 28 m.) que conforman el típico barranco en cuarcitas con poca cuenca de captación: cauce poco configurado que sólo se encaja puntualmente a favor de las cascadas más altas y que no llega a excavar marmitas profundas. Decir que aunque aprovechamos al máximo los naturales, en el R4 no hubo más remedio que meter anclajes (pitones, en este caso), por lo que creemos que el nuestro es el primer descenso de este barranco.

El R2 (28 m) de la Frecha

El R4 de la Riega la Frecha

El R5 de la Riega la Frecha

Superado el R6 llegamos de inmediato a la confluencia con la Riega Vallés, el otro ramal de cabecera del Argañéu, que vierte por nuestra derecha formando unos bonitos toboganes que Julio remontó por un trecho. A partir de aquí aún tenemos una entretenida serie de toboganes con marmitas profundas antes de que la vallina se abra y nos salgamos del cauce. Poco más allá nos encontramos el vado de la pista que baja de Gamonéu de Cangues, lugar donde comimos, junto a las ruinas del molino de Güérañu, y ya a la entrada de las H.oces d'Argañéu, siguiente reto de la jornada.

Toboganes finales de la Riega Vallés

Antiguo puente en Güérañu. Como dijo Julio: le quedan dos riadas (una pena)

Tras el merecido descanso nos metemos de nuevo al cauce, aunque las H.oces d'Argañéu ya sabíamos que no iban a deparar gran cosa. Se trata de una garganta profunda pero amplia, de laderas boscosas, cuyo cauce no alcanza a formar más que algún pequeño pasillito subexcavado y que, como pudimos comprobar,  no tiene ningún interés deportivo.

Uno de los pasillitos en el calcáreo de las H.oces d'Argañéu

La mayor parte de la garganta se desarrolla sobre calizas, salvo un pequeño tramo central que atraviesa otros materiales diversos entre los que destaca una banda cuarcítica. Para nuestra sorpresa es este tramo en cuarcita el único en que el cañón se configura y gana ambiente, con un breve pasillo encajado de amplias marmitas que encadena algunos toboganes y un resalte de tres metros (que nosotros bajamos "a güevu", pero que deberíamos haber equipado para rápel). Puede que fuéramos los primeros en descender por el cauce este pasillo, es difícil afirmarlo, pero por lo demás todo el ámbito de las h.oces ha sido conocido de forma tradicional y quedan numerosas huellas de ello: restos de algún molino, murios, tramos de armaduras de caminos aquí y allá, cuerries allí donde hay castaños... indicios que nos hablan de un pasado en que estos parajes no fueron tan solitarios y poco frecuentados como hoy día.

Tobogán que da inicio al tramo encajado en cuarcitas

Único resalte de entidad de las H.oces de Argañéu, en el tramo en cuarcita

Tras el tramo engorgado en cuarcita entramos de nuevo en la caliza, con una configuración semejante a la primera parte de las joces. En un momento dado nos topamos restos de una antigua captación de agua, y a partir de aquí encontramos restos de tuberías y ferralla que afean la garganta. En este punto nos empezó a tronar, y la tormenta anunciada finalmente cayó en forma de gruesos goterones y más tarde pedriscadas. Llegamos a la nueva captación de agua de Llanu de Con, y a partir de aquí ya por camino a la carretera y casi de inmediato al coche.

Dimos así término a una buena calcetinada barranquista, con un recorrido de 7 km. (6 de ellos por el cauce) y más de 500 m. de descenso. A pesar de las selvas de maleza y del poco interés de los barrancos, la jornada la dimos por bien aprovechada, y celebramos la actividad tomando una cerveza en el camping de Avín.

Si alguien tiene interés por repetirlo, decir que en mi opinión lo único interesante es el tramo comprendido entre el R2 de la Riega la Frecha, y Güérañu. Y aún este tramo es para muy muy coleccionistas. Con un coche lo mejor es acceder por Gamonéu de Cangues y por la pista hasta Güerañu. Continuar a pie en dirección a la Frecha por la pista, y tratar de entrar al cauce antes de los fuertes tornos que da la pista al enfrentarse a la vaguada de la riega afluente de la Frecha (jabalinada asegurada en la bajada al cauce). Importante consultar mapas. Planteándolo así el acceso es de una media hora, el descenso de hora y media, y el regreso inmediato. Longitud: 450 m. Desnivel: 145 m. Probablemente la mejor época sea en pleno invierno, con más agua y menos vegetación. Cuerda de 60 m. Todos los rápeles están a árboles (con cordino y maillón o anilla), menos el R4 que está a dos clavijas, trianguladas y con anilla, y malamente ubicadas en pleno cauce (pero tampoco había mucho más donde anclar...).

Respecto a las H.oces d'Argañéu: Aunque se puede acceder al pasillo en cuarcitas desde Llanu de Con remontando un sendero por la ladera izquierda, sinceramente creo que no merece la pena. El interés de esta garganta no está en el ámbito del barranquismo, su interés es otro: el de los rincones apartados donde la naturaleza salvaje devora los últimos restos de un pasado humanizado, ruinas de un mundo que se extingue. A mí personalmente me recordó al Beyu del Carmeneru o, menos, a las Foces de Pendón.

Saludos soterraños!

2 comentarios:

J.C.Alonso dijo...

No se si felicitaros por las aperturas o por salir vivos del matorral,jeje. En todo caso enhorabuena.
Saludos.
Caiman.

Pablo Solares dijo...

Jejeje... Buenas, Caimán! Efectivamente se cumplió aquello de "Asturies, paraisu matorral", pero aún así nos prestó la actividad. Y aunque no repetiremos este descenso, seguro que acabamos metiéndonos a la otra riega paralela, la de Vallés. Aunque se escapa del concepto de barranquismo tradicional, a mí esto de explorar riegas selváticas sigue gustándome, y ya se sabe que hasta que no te metes al cauce no sabes lo que te vas a encontrar.
Gracias por las felicitaciones, y un saludo!
Pablo