jueves, 18 de febrero de 2021

Exploración en tiempos de pandemia (IV)

Texto y fotos: Pablo Solares Villar.

¡Aḥayádevos, cuever@s!

Y cuando parecía que, al menos en Asturias, alcanzábamos una cierta normalidad… llegó el otoño y la segunda ola. Cierres perimetrales de los concejos más poblados, cierres totales o parciales de sectores económicos, toques de queda, cientos de muertos cada día en el país; y todo eso que ya sabemos y aún vivimos en buena medida.

En este cuarto artículo desgranamos las exploraciones llevadas a cabo a lo largo del otoño en el karst de La Llera, dando así continuidad a las dos entradas anteriores, referidas a las exploraciones de la primavera y el verano. Vamos a ello.




3 de octubre:

Desde mayo Carla tenía ganas de meterle mano al Laberinto del Pradón. Tener en blanco aquella parte de la topo, cuando sabíamos que en ese sector existía una tupida red de conductos, le causaba cierta desazón. Había demasiados frentes abiertos en la cueva, no obstante, y la cosa se fue postergando. Pero tras iniciar Pablo la topo de esta parte de la cavidad en la anterior visita, rápidamente decidimos una salida conjunta para este día, con el objetivo de revisar en profundidad el Laberinto y topografiar lo que nos diera tiempo.

Así que para allá nos fuimos. Primeramente topografiamos algunos pasajes pendientes (pero no todos) en la zona de la boca 3, que Carla aún no conocía. Y antes de penetrar al Laberinto propiamente dicho también topografiamos un nivel superior que comunica la zona de la boca 3 con la sala de la boca 2, con una ventana en el punto más elevado de este nivel superior que forma en P6 sobre esa sala. Este modesto piso superior no figuraba en la antigua topo.

Tras estos preliminares entramos al Laberinto en sí. Primero Pablo muestra a Carla lo topografiado en la anterior salida, y después decidimos topografiar la sala situada bajo la Sala del Hundimiento y continuar por los conductos estrechos que salen de la parte inferior de la misma. Poco más allá se bifurca: estrechez por abajo; resalte ascendente y meandrito por arriba. Tiramos por arriba. Se bifurca de nuevo, y seguimos tirando hacia arriba. Alcanzamos una sala con bloques y raíces, que presenta varios pozos sobre un nivel inferior, al que seguramente se acceda por alguno de los ramales dejados atrás. Para allá íbamos cuando vimos que una raíz se colaba por una estrechez, del lado contrario a los pozos. Retiramos cuatro piedras y ofrece paso, y decidimos proseguir por aquí la poligonal. Unos pocos metros en descenso y conectamos con un meandro bien definido, que Pablo reconoce: se trata del meandro que conectaba con la boca de la cuneta norte de la antigua N-634 (boca LL-36). Decidimos seguir por el meandro en ascenso hacia la antigua boca, primero por el suelo de la galería, y luego ya, a tramos, en oposición. Llevamos la poligonal hasta la base de la chimenea donde se situaba la boca. Creemos que fue cegada durante las obras de la Autovía del Cantábrico y no se aprecia mucha corriente de aire, pero habría que plantear una escalada para comprobarlo. El meandro continúa, pero más allá se desfonda en serio formando un auténtico pozo (que debe caer en algún punto de la Galería de Entrada), y no traemos material de progresión vertical. Probamos a descender al fondo del meandro bajo la chimenea de la antigua boca, y ¡bingo! Un pequeño pasaje horizontal estrecho y conectamos a través de una ventana con la Sala de las Raíces. Empatamos la topo con la del eje principal de la cueva y cerramos una amplia poligonal. 

Anotar aquí que en la antigua topo figuraba el meandro de la LL-36, pero no esta conexión con la Sala de las Raíces, y podemos comprobar ahora que en esa topo hay un error, no exagerado pero sí significativo, en el rumbo de dicho meandro.

Satisfechos con los descubrimientos, comimos en la sala y decidimos continuar con la faena. Proseguimos tirando puntos a lo largo de la Sala de las Raíces. Hacia el este, y tras ascender un poco, desciende decididamente por una gran bloquera con varios resaltes, hasta conectar con otra galería amplia más o menos perpendicular a la anterior. A la derecha (sur) conecta de nuevo con el Laberinto, a través de un tramo que Pablo conoce: conduce al Camarín y finalmente a la Galería de Entrada. Por esa vía seguimos tirando poligonal. Sin embargo, sin llegar al Camarín creemos reconocer un paso que conectaría con el meandro de la LL-36, y por esa vía seguimos tirando puntos. Finalmente conectamos con el paso estrecho de la raíz explorado unas horas antes, cerrando otra amplia poligonal. 

No dimos la jornada por concluida, sino que decidimos continuar con la topografía del meandro por el extremo contrario, que Pablo creía recordar que acababa comunicando con el Camarín. Así fue, tras unas decenas de metros de meandro zigzagueante, y dejando numerosas incógnitas atrás. 

Y por el Camarín finalmente empatamos la topo con la sala de la boca 2, cerrando otra amplia poligonal. Exhaustos tras una dura e intensa (y satisfactoria, por qué no decirlo) jornada de espeleo, y con otro cuarto de kilómetro de poligonal para la topo en la libreta, decidimos emprender el regreso. El Laberinto de Ḥonfría es mucho laberinto, pero el del Pradón no se queda atrás...


17 de octubre:

Nueva salida de Pablo a la red, con intención de continuar con las labores de topografía en el sector del Laberinto. Primeramente se trabaja en zonas próximas al Camarín. Después se traza poligonal desde esta parte hasta la zona superior del Laberinto, conectando con la sala bajo la Sala del Hundimiento. Se cerraron varias poligonales en esta zona tan compleja y se suma otro centenar de metros al desarrollo.


24 de octubre:

Este día Pablo tenía la intención de volver al Pradón-Ḥonfría-Arite para proseguir con los trabajos en la cavidad. Sin embargo, el buen tiempo y la mucha pereza, le convencen de dedicarse finalmente a la prospección. Centró la labor en las dolinas situadas inmediatamente al norte de la LLR-08, dos jogos muy vestidos de vegetación, prácticamente intransitables debido a la maleza, cuyo interés era la proximidad a la Galería Multiorgásmica. No se encontró nada, no obstante. 

Después se desplazó hasta el torcu descubierto en marzo cerca del depósito de agua (LLR-59), que finalmente es destrepable sin el auxilio de cuerdas; serán cinco o seis metros de desfonde, lleno de maleza y sin mayor interés. Prosigue después con la prospección hacia el oeste, más o menos de modo paralelo a la autovía, hasta llegar al sector de la cueva LLR-58. En esta zona hay ahora menos maleza que de costumbre, lo que permitió resolver una duda que teníamos desde hace años: la antigua LLR-16bis. Ahora, sin zarzas, podemos comprobar que no es más que un covacho que atraviesa bajo un amontonamiento de grandes bloques y llastrias. 

Dudando aún si entrar a Ḥonfría, Pablo decide acercarse hasta Cueva Tapada, que pilla de camino. Como ya comentamos en un post anterior (Exploración en tiempos de pandemia II), en mayo nos había caído un gran bloque en la pequeña entrada, obstruyendo totalmente la boca. La sorpresa es que aunque la boca de la cueva sigue haciendo honor a su nombre, alguien ha extraído el bloque que obstruía el paso. No ha sido nadie de nuestro club… pequeños misterios.
Finalmente Pablo entra en la cueva. Primero se dirige al lugar donde habíamos abandonado la desobstrucción, que no recordaba bien cómo había quedado, y además en aquel entonces aún faltaba mucho para descubrir Discópolis y la extrema cercanía entre ambas cavidades. Lo que había quedado allí, eso sí, era algo de herramienta, así que se decidió a seguir trabajando un rato en la excavación, topografiando de nuevo ese pequeño tramo. Más tarde se acercó a la Galería Proboscídea para topografiar el único pasaje pendiente de cierta relevancia: la gran rampa de barro que, procedente de una antigua boca, cae por el flanco sur de la galería, y la otra pequeña galería descendente que forma un divertículo de esta rampa. Se revisa algún otro recoveco y la cueva queda prácticamente finiquitada; sólo quedan dos incógnitas por explorar, poco esperanzadoras.
Finalmente sale de cavidad tras esto, pasando al regreso junto a la Cueva de Ḥonfría, a la que, obviamente, ya no entró. Con estos inesperados trabajos en Tapada la topo queda en 1254 m de desarrollo.


1 de noviembre:

Nueva jornada de topografía en el sistema a cargo de Pablo en solitario, entrando y saliendo por Ḥonfría. Se topografía la mayor parte de lo que faltaba en el sector de las Paralelas, un sector que ya teníamos explorado y que no figuraba en la antigua topo, así como los ramales pendientes en la zona del Paso del Lago. Se despejaron numerosas incógnitas y, lo que es raro, no se abrieron otras nuevas. Todo lo topografiado son gateras y pasajes angostos, lo que sumado a la entrada y salida por Ḥonfría suma una jornada bastante, bastante arrastrada. Nuestra revisión del sistema alcanza con estos trabajos los 5912 m.


7 de noviembre:

Volvemos a la cueva, en esta ocasión Nidia, Julio y Pablo; hacía medio año que no coincidíamos los tres bajo tierra. Entramos por Ḥonfría con intención de revisar y topografiar diversos "recados" en las galerías interiores de la red. Tras superar el Paso Generacional nos dirigimos primeramente al lateral occidental del final de la Galería del Río donde, además del acceso al Pasaje del Yoga explorado por Carla en marzo, quedaban otras dos incógnitas: una gatera y una chimenea; ambas se demostraron sin continuidad. Se localiza sin embargo un paso estrecho entre bloques, que había pasado desapercibido en anteriores visitas a esta zona. Sólo Pablo lo supera. Da paso a una galería virgen de modestas dimensiones con bloques. Poco más allá encuentra huellas pequeñas que vienen del otro lado de la galería. Todo parece indicar que se trata del Pasaje del Yoga y que las huellas son las dejadas por Carla meses atrás. Tras echar un vistazo somero y comprobar que este sector tiene corriente de aire, Pablo regresa con los otros. Barajamos ampliar un poco el paso para explorar y topografiar, pero al final decidimos seguir con el plan original.
Continuamos pues con la topografía de una pequeña ventana al final de la Galería del Río, labor de la que se ocupan Nidia y Pablo, mientras Julio revisa un paso que intentamos desobstruir hace un tiempo. Aparecieron aquí una maza y un cincel de Pablo que llevaban tiempo perdidos… Se miró también alguna cosa que quedaba en el lado occidental de Las Paralelas, pero unos gours inundados que nos obligaban a mojar la tripa nos aconsejaron no terminar el trabajo aquí. 

Por último nos encaminamos a las Galerías Arcillosas, donde exploramos y topografiamos una incógnita junto al comienzo del Pasaje del Moonmilk: dio paso a un pequeño enrejado de conductos modestos, que en parte ya figuraban en la antigua topo. Tras concluir aquí decidimos dar fin a la jornada y emprender el regreso.Como colofón, quizás excesivo, Pablo mostró a Julio y Nidia un camino alternativo a la galería principal a través de los pasajes del Laberinto, bastante más sufrido y arrastrado que la vía convencional. 

Con los trabajos de esta jornada nuestra revisión topográfica alcanza los 6 km.



Vestigios de antiguas exploraciones.

12 de noviembre:

Nueva tarde de topografía a cargo de Pablo en solitario. Primero ramales pendientes en la parte baja de la Gran Galería Inclinada, algunos de ellos no recogidos en la vieja topo, y después el ramal que sale al oeste al comienzo de la Galería Arcillosa Principal, así como alguna otra cosa pendiente en esta galería. Además se localizan algunas incógnitas en este sector y en la Galería Arcillosa Secundaria que no teníamos señaladas. Se aprovechó la jornada también para retirar los hilos que aún quedaban tendidos por la Galería Inclinada y las Galerías Arcillosas; y son varios cientos de metros de hilos y sedales (y otras muchas basuras) los que hemos recogido ya de esta cavidad. Nuestra revisión topográfica alcanza los 6139 m.


13 de noviembre:

Salida a Cueva Tapada por parte de Pablo para continuar con la desobstrucción iniciada en 2018. Primero se prospectó por la zona entre Tapada, LLR-27-28 y LLR-15, por encima del Pasaje del Yoga de Pradón-Ḥonfría-Arite, donde hace una semana había una marcada corriente de aire. Es una zona de lapiaz y bloqueras con mucha maleza, y aunque ya la hemos revisado en diversas ocasiones no es descartable que aparezca algo. No en esta ocasión.
Ya en Tapada, cae un bloque grande en la boca, como ya ocurriera en mayo. Media hora para poder retirarlo y lograr entrar a la cueva. Y ya en cavidad directo a la labor, retirando en unas horas una veintena de sacas de sedimento. Se avanzó poco, pero se ha acondicionado la punta para poder trabajar con comodidad en próximas jornadas.

19 de noviembre:

En esta jornada nos juntamos un grupo más numeroso de lo habitual: Nidia, Julio, Gonzalo, Maky y Pablo. Hacía mucho tiempo que no coincidíamos los cinco. Entramos por la Cueva de Ḥonfría y aprovechando la presencia (y delgadez) del Maky se exploró la última (y estrecha) incógnita que quedaba en esta, que como se preveía no dio nada. Atravesando el Paso Generacional se encontró una nueva incógnita, pero excesivamente estrecha; se trató de desobstruir, pero se decidió dejarlo para otra ocasión. Y un poco más allá, antes de la última estrechez del Paso Generacional, Gonzalo trepó una chimenea pendiente, que tampoco dio nada.

Ya en galerías amplias nos dirigimos directamente a la Gran Galería Inclinada. Una vez allí Nidia y Pablo retopografían la conexión con la Sala Pandemia, que tenía errores, mientras los demás revisan los sectores más altos de la Galería Inclinada, que se topografían después de comer, completando los pasajes principales que nos faltaban en este sector. Más tarde cruzamos a las Galerías Arcillosas. Exploramos sin mucho éxito algunas incógnitas y topografiamos ramales ya explorados de la parte final de estas galerías, localizando tras superar una estrechez severa un pequeño y hermoso tramo de galería virgen que topografían Maky y Pablo. Decidimos tras esto dar por concluida la jornada y emprender el regreso. Nos despedimos en Barru con una cerveza, comentando las incidencias de la jornada y las circunstancias de cada cual en estos tiempos de pandemia.


En la Gran Galería Inclinada.


27 de noviembre:

Nueva salida a la red, por parte del Maky, Gonzalo y Pablo. En esta ocasión el objetivo eran las escaladas pendientes en la Galería Multiorgásmica, comenzadas en verano y tras las que intuíamos un nivel superior de galerías. Cargados con bastante material (para lo que es habitual en esta cavidad) nos dirigimos sin dilación al lugar, retomándolo donde África, Carla y Pablo lo dejamos hace unos meses. La cuerda seguía en su lugar, a la altura de la ventana que, del lado contrario a la chimenea ya explorada, había que alcanzar. Sube Gonza y asegura Maky. Gonzalo alcanza la repisa y va montando un pasamanos; accede a un tramo de galería ascendente, de modestas dimensiones. Concluye al poco ante una estrechez, pero el suelo es de arena y se ve del otro lado galería amplia. Desobstruye con facilidad el paso y cruza al otro lado. La sala que se intuía es en realidad la parte alta -ciertamente ancha- de la otra chimenea que pretendíamos escalar en la parte final de la Galería Multiorgásmica. Otro par de pocetes caen sobre la galería inferior antes del pozo más amplio, por lo que va montando un pasamanos. La chimenea se prolonga aún hacia arriba por el lado norte; ya no tiene tan buena pinta, pero quizás ofrezca continuidad.
Detrás de Gonza sube Pablo topografiando, y Maky en tercer lugar subiendo más cuerda. Ya todos arriba, Gonza aborda la continuación de la chimenea, que concluye algo más arriba ante una sala-repisa sin continuidad que presenta numerosas raíces. Debemos estar al lado de la calle. Mientras Pablo topografía, Maky desciende por donde hemos venido para volver a subir desinstalando y recuperando el material, pues decidimos que era más cómodo descender por la chimenea más amplia. Desciende el último Gonzalo, abandonando una chapa para el descuelgue ante la falta de naturales.

Ya en la galería comimos, ordenamos el material, y nos dirigimos a la Sala de los Números Primos, al comienzo de la Multiorgásmica, donde nos esperaba la última escalada pendiente. Aparentemente la escalada era más fácil aquí, pero la roca estaba descompuesta y con bloques sueltos, y Gonzalo peleó lo suyo para llegar arriba, agotando la batería del taladro. Se repite la historia: una pequeña sala-repisa sin continuidad; aquí no había raíces pero sí una lombriz. Se topografía y se desinstala, abandonando otra chapa para el descuelgue.

Recorremos en sentido inverso las estrecheces y exploramos y topografiamos una gatera pendiente, que conecta con pasajes ya conocidos, y un pocete sin solución de continuidad. Ahora sí queda finiquitado todo el sector de la Multiorgásmica. Con 70 m de topo más, y tras desvelar los últimos secretos de esta parte de la cueva, emprendemos el regreso.




Escaladas en la Galería Multiorgásmica.

Escalada en la Sala de los Números Primos.


5 de diciembre:

Puente de diciembre. Carla y Pablo se plantean darle un buen ataque al sistema, quizás vivaqueando en el interior, a ver si finiquitamos la revisión del Laberinto. Se propone en el club, pero nadie se anima. No es de extrañar, dada la situación. La previsión de la meteo es, además, pésima. Sin embargo finalmente Pin y Pon se animan, y tras la pertinente sesión de compras en Posada, y ya de tarde, se adentran en la cueva con tres pesadas sacas a repartir entre ambos (y eso que no metimos material de vertical como habíamos pensado al principio). 

Lo primero montar el vivac. Barajábamos distintas opciones, eligiendo finalmente la Galería Tres del Escarpe. Y tras acondicionar el espacio de campamento, sin más dilación, nos dirigimos a proseguir las labores de exploración y topografía. Primeramente nos encaminamos al sector inicial de la Galería del Río, donde hay una especie de nivel inferior de gateras que revisamos y topografiamos; hacia el sur existe un paso impenetrable tras el que se aprecia continuación amplia. Después nos dirigimos a la Sala de las Raíces donde abordamos uno de los ramales pendientes más evidentes. Conduce a una amplia sala inferior: hacia el sureste se prolonga como galería hasta conectar con la zona inferior de la Sala de las Raíces, bajo la gran bloquera; hacia el norte se prolonga como una galería modesta que acaba conectando con la estrechez impenetrable que comentamos antes. Exploramos también en esta zona otros ramales y una ventana superior que ofrece un pequeño enrejado de conductos sin mayor continuidad. Salvo ese pequeño piso superior topografiamos todo este sector y continuamos tirando puntos hasta enlazar con el inicio del Laberinto. Y puesto que ya estábamos en él, continuamos el trabajo por el Laberinto, en concreto revisando y topografiando todos los ramales que nos faltaban en la parte baja del meandro de la LL-36. Una de las incógnitas dio paso a un nivel superior que finalmente vuelve a caer sobre el meandro más adelante, a través de un pozo; esta parte no venía representada en la antigua topo.

Hemos cerrado más de una docena de pequeñas poligonales en esta compleja parte de la cueva. Tras estos trabajos regresamos al vivac, donde cenamos y nos acostamos casi de inmediato. A pesar de la intensa lluvia en el exterior parece que hemos elegido un buen lugar para el campamento: ni un goteo.


El vivac.

6 de diciembre:

Nos levantamos sin prisas, desayunamos con calma, y una vez recogido el campamento nos calzamos el traje de faralaes y nos ponemos de nuevo a la faena.

Primeramente miramos una incógnita que nos quedaba en el nivel superior de la Galería del Río; no dio nada. Después nos encaminamos al nivel inferior existente entre la Galería del Río y la Sala de las Raíces, donde se completó la revisión y topografía de los pasajes de esta gran bloquera. Y de aquí volvimos una vez más al Laberinto, donde rematamos diversos recados por aquí y por allá, completando algunas poligonales.

Volvimos hasta el campamento a comer. Después, tras una infusión y un pitillo, sin entretenernos demasiado, retomamos la tarea. Por la tarde pretendíamos rematar el sector de la Gran Galería Inclinada, donde quedaba alguna cosa pendiente. No nos llevó demasiado tiempo. Así pues continuamos la labor por las Galerías Arcillosas.

Primero topografiamos un pequeño conducto, ya conocido, que hace de by-pass al principal. Después abordamos la principal incógnita del sector: una galería que parte hacia el sur desde la sala al final de la Galería Arcillosa; había sido explorada parcialmente por Pablo y Julio años atrás, y sabíamos que la antigua topo aquí estaba muy incompleta. Pues allá fuimos. Galería arcillosa descendente y de dimensiones medianas, concluye ante unas estrecheces. Por la más evidente salimos a la base de un pequeño pozo que, tras la oportuna trepada, comunica con otra galería también arcillosa pero algo más amplia. Prosigue a uno y otro lado. Tiramos a la derecha; al poco trecho encontramos un resalte de destrepe delicado; más allá una estrechez y un modesto conducto ascendente. Y salimos a un balcón cuatro metros sobre el suelo de la sala final de la Galería Arcillosa. Cerramos la poligonal y decidimos dejarlo aquí, bautizando la nueva galería como Galería Untuosa.

Regresamos al vivac. Teníamos intención de pernoctar de nuevo en la cueva, pero andamos cortos de baterías y también de agua para cocinar. Así que decidimos salir de la cueva y regresar al día siguiente con las baterías cargadas. Salimos sólo con unas frontales, sacando con nosotros el material de pernocta y dejando todo lo demás. Sacamos también con nosotros la libreta de topo, cuyos datos pasamos al ordenador mientras cenábamos.



Los actores de la minicampaña del puente.

7 de diciembre:

Madrugamos y regresamos a la cueva. Directos al campamento, a calzar buzos y cascos y tomar una infusión. Después nos dirigimos una vez más al Laberinto, cuya topografía prentendíamos concluir. Realizamos distintos “recaos” por aquí y por allá, rematando la topo de zonas ya conocidas y explorando alguna incógnita pendiente. Sería prolijo y, sobre todo, complejo detallar todos los ramales explorados, así que a modo de resumen diremos que:
1) A excepción de algunas pocas chimeneas y ventanas que requerirán de cuerda hemos concluido la topo del Laberinto y de la zona de la boca 3, cerrando numerosas pequeñas poligonales.
2) Hemos topografiado diversos pasajes nuevos, sobre todo por debajo de la Sala del Hundimiento, que no figuraban en la anterior topografía.
Seis jornadas nos ha llevado completar la topo de este sector de la cueva; fue un alivio terminarlo al fin. Regresamos al campamento. Comimos allí y recogimos el vivac. Salimos al cabo con todo el material.

Cansados y satisfechos, ya en casa, pasamos los datos de topo. Tras estos tres días hemos sumado otro medio kilómetro al desarrollo de la red, y hemos finiquitado los trabajos en el Laberinto y la Gran Galería Inclinada.


¿Colonia de bacterias? alimentándose de los despojos de un caracol en un gour.

13 de diciembre:

Nos juntaríamos en esta ocasión un grupo relativamente numeroso (y eso que hubo bajas de última hora): Julio, Nidia, Gonzalo, Nieves, Carla y Pablo. El objetivo era ir terminando los trabajos en las Galerías Arcillosas

En la sala donde conectan la Arcillosa Principal y la Secundaria estaban las primeras ventanas a escalar, así como un ramalillo pendiente de topo. Organización de material y equipos. Pablo, Nieves y Nidia se dirigen a topografiar en la Galería Untuosa. Se rematan algunos ramales en lo ya explorado, y después se exploró el ramal pendiente de la galería en sí, que a pesar de la buena pinta cerró tras una veintena de metros. Se topografía también algún otro ramal pendiente por aquella zona del fondo de las Arcillosas. Después regresan a donde están Carla, Julio y Gonzalo. Carla, asistida por los otros, está completando la segunda escalada. La primera, que también se curró Carla, no había ofrecido continuidad. Esta segunda tampoco.

Comimos allí, y después nos desplazamos todos a la sala al final de la Galería Arcillosa, donde nos esperaba otra chimenea, esta más grande y con una aparente ventana en su parte superior. Comienza la escalada Julio, asistido por Gonza y Nidia, mientras que Nieves, Carla y Pablo cruzan el Pasu Matupelu para revisar una vez más Discópolis y tirar dos puntos pendientes. Regresan con los otros que siguen con la trepada. Después de un rato, baja Julio y le da el relevo Gonzalo con el taladro y el estribo. Nieves y Pablo deciden irse mientras tanto a topografiar: primero una conexión que faltaba entre la Arcillosa Principal y la Secundaria, y después unas gateras en esta última que aún no habíamos revisado. Resultó que estaban sin pisar, y una de ellas, tras una estrechez inicial, ofreció continuación. Avanza una treintena de metros muy estrechos hacia el sureste, discurriendo bajo el Pasaje del Moonmilk y en dirección a la Galería Inclinada. El conducto se estrechaba en exceso; lo bautizan Gatera Crujiente y emprenden el regreso con los otros, que ya habían completado la escalada. Desde el punto que Gonza ha alcanzado, a unos 8 m sobre el suelo de la sala, ya se aprecia claramente que la aparente ventana no es tal sino una especie de hornacina en el techo de la chimenea.

Abandonando en la cueva alguna chapa para los descuelgues, tras una buena jornada de espeleo y con la topo a un tris de alcanzar los 7 km de desarrollo, decidimos dar fin a la actividad. Una cerveza en Barru comentando las jugadas del día, y cada mochuelo a su nido.



La cavidad en carga y la belleza del agua.

Progresando por la Galería Inclinada.

¿Dónde está esa escalada pendiente?

Escalada en la Galería Arcillosa.

Y con esto, ya a las puertas de la Navidad, concluimos esta larga crónica de las actividades realizadas en otoño en La Llera.


¡Saludos soterraños!


3 comentarios:

gonzalo dijo...

gran trabajo. engancha leerlo

Abén dijo...

Vaya currazo!!! Las crónicas geniales, como dice Gonzalo te picas leyendo. Qué envidia sana, ojalá hubiese en Córdoba cuevas tan grandes a las que sacarle tanto jugo. Deseando que acabe la maldita pandemia para subir algún día a explorar y topografiar con vosotros. Saludos sureños!

Pablo Solares dijo...

Muchas gracias a ambos por comentar. Seguiremos dándole duro y contándolo por aquí.
Saludos!