domingo, 18 de marzo de 2018

Últimas exploraciones en Llanes y Onís

¡Aḥayádevos, cueveros!

A lo largo de estas primeras semanas de marzo nuestro club ha continuado con las labores de exploración, tanto en el macizo de La Llera -concejo de Llanes-, como en el valle del Güeña y el Puertu Baxu -en términos del concejo de Onís-, áreas que últimamente centran nuestros esfuerzos espeleológicos.

Parte del grupo en la Cueva la Valleya'l Melón, en Avín.

Un resumen de las salidas efectuadas:

5 de marzo: Por la tarde Pablo y Victoria se dan un pequeño paseo de prospección al sur del camping de Avín. Se descubre un nuevo covacho, ON-87, de unos pocos metros. Después la lluvia arrecia y continúa Pablo solo, descubriendo tres cavidades nuevas muy próximas entre sí (ON-89, ON-90, y ON-91; la primera, un amplio abrigo, recibe el nombre de Cueva'l Cárabu, según nos informarían después los hermanos Álvarez Valle del Camping 'Picos de Europa'). De estas tres sólo la ON-90 tiene buena pinta, y su entrada está cerrada con una vieja portilla de madera que delata su uso para la maduración de quesos; no habiendo podido recoger su nombre tradicional, la hemos bautizado como Cueva los Quesos (del Cárabu). Sigue lloviendo con fuerza, y ya de regreso se localiza otra pequeña covacha, ON-88, y una surgencia temporal, ON-93, y otra covachina que también actua como surgencia temporal, la ON-92 (probablemente un trop-plein de la ya conocida Ḥuente de la Llosa). De todas ellas se toman coordenadas.

La covacha ON-87.

8 de marzo: Participan Nidia, Julio y Pablo -acompañados por Victoria durante un rato-, en una nueva salida a La Llera. La intención inicial era volver a la Cueva de Ḥonfría, pero quien esto escribe estaba con un buen resfriado y finalmente decidimos trabajar en otras cuevas próximas. Revisamos la LLR-30 y la LLR-31, descubiertas recientemente; no dan nada (3 y 8 m, respectivamente) y se croquizan.


La muy pequeña LLR-31.



Después Victoria nos deja y el resto nos dividimos: Julio se dirige a la LLR-20, a trabajar en una de las estrecheces con tiro de aire, mientras que Pablo y Nidia se encaminan a completar la topo de la LLR-29. La topografiamos, conectándola finalmente con la muy cercana LLR-28 y formando un pequeño sistema (107 m de desarrollo, con -11 m de desnivel). A la postre, una vez pasada la topo, vemos que estamos ¡a apenas un metro de distancia del final de la LLR-15! Completadas las labores de topografía buscamos un rato la LLR-32, de la que nos falta tomar coordenadar y dibujar el croquis, pero no fuimos capaces de dar con ella, así que finalmente nos encaminamos a la LLR-20.


En la LLR-20 nos espera Julio, que ha ensanchado la estrechez lo suficiente para que nos colemos Nidia y quien suscribe, aunque tendrá que trabajar algo más para colarse él también por el ḥuracu. Del otro lado continúa el caos de bloques, bien caótico en este caso, con sucesivas estrecheces en las que hay que trabajar duro... Al final de la jornada hemos sumado otros 50 metros de desarrollo a la cueva (se queda en 194 m, con -14 de profundidad), aunque lo cierto es que da vueltas sobre sí misma, y sólo hemos avanzado una decena de metros en la dirección correcta. Anotar que en esta ocasión el tiro de aire era más leve que en anteriores visitas.


15 de marzo: Participan en la salida Nidia, Julio, Gonzalo y Pablo. Una vez más regresamos a la Cueva de Ḥonfría, con el objetivo principal de topografiar el sector laberíntico descubierto el día de la asamblea y explorar el pozo que habíamos dejado allí como incógnita y, además, con el objetivo secundario de revisar desde el interior del sistema por dónde se pierde el aire que se encamina a la LLR-20. Por la Sala del Té, el Laberinto y la Sala Hades, llegamos a la Galería de la Incontinencia, desde donde empezamos a topografiar el nuevo sector, que no figura en la vieja topografía de la S.E. Hades, y que en estada jornada bautizamos como 'el Escarelinto'. El pozo pendiente no dio nada, una pequeña sala en la base, pero descubrimos un meandrito ascendente que nos había pasado desapercibido en la anterior ocasión; tiene corriente de aire y alcanza el punto más alto de la cueva (+9 m, no muy lejos de la superficie), pero finalmente la estrechez es insuperable.

Uno de los múltiples recovecos del Escarelinto.

Topografiada esta parte, poco más de 200 m, y tras comer algo, nos encaminamos al segundo objetivo de la jornada. Cruzamos el tramo del Paso Generacional, y en la unión con la Cueva'l Pradón tomamos la galería que discurre hacia el norte, que finaliza ante un gran derrumbe por donde se pierde la principal corriente de aire de la cueva camino -como ahora sabemos- de la LLR-20. Aunque esta parte ya estaba recogida en la topografía de los años 90 efectuada por la FASE, la repetimos hasta unir con nuestra propia poligonal para determinar la distancia a la LLR-20 de la forma más precisa posible. Y si los cálculos son correctos, aun nos restan 36 m en línea recta para poder conectar ambas cuevas. Desde el interior el caos de bloques parece aún más complejo e inestable, por lo que nos retiramos con una sensación agridulce. Una vez pasados los datos de la topo, nuestra revisión de Ḥonfría supera ya el kilómetro y medio, y el Sistema Pradón-Ḥonfría llega a los 4621 m de desarrollo.




Proyección de poligonales del sector de Ḥonfría sobre la ortofoto. 

17 de marzo: Nos juntamos un nutrido grupo: Zaida, Lara, Gonzalo, Julio, Pablo y, además, Adrián, del G.E. Gorfolí, que andaba este día por la zona y se sumó a la actividad. El objetivo era mirar un torcu en Avín, y si no daba nada, continuar con alguna de las cuevas que tenemos pendientes en ese sector. Hasta Sopeña nos subió Zaida con el patrol del camping, pero el Torcu del Prau de Sopeña resultó ser un pocete de 3 m sin más continuidad. Volvimos a taparlo como lo encontramos, y emprendimos el regreso.

El torcu del Prau de Sopeña.


De la que bajábamos de Sopeña paramos a mirar un agujero que nos había llamado la atención. No era nada, pero pateamos por la zona y Julio y Zaida encuentran una cueva con buena pinta, que hemos llamado Cueva la Valleya'l Melón por no ser conocida de nuestros habituales informantes y ser este el lugar en que se ubica, muy cerca del cauce del ríu la Güesal. A los pocos metros conduce a un pequeño pozo tras el que se intuye una sala amplia. Nos equipamos y nos dirigimos a la cueva. Bajado el pozo nos situamos en una sala en descenso, amplia como parecía, con un sifón estático en su fondo. Del lado contrario asciende en rampa y finaliza abruptamente ante una bloquera, en la que buscamos infructuosamente el paso. La cavidad parece funcionar como surgencia temporal, mostrando huellas de grandes subidas del nivel de agua. Salimos topografiando y afuera nos recibe una cortina de lluvia intensa.

Equipando el P-4 de la Cueva la Valleya'l Melón.

El sifón de la Cueva la Valleya'l Melón

Bloquera final de la Valleya'l Melón.


Bajamos al camping, donde comeríamos invitados por las de la casa. Pasta, callos y lomo; como marqueses. Y el que quiso, cafetín y secado de ropa en la chimenea. En algún momento vamos a tener que levantar un monumento a esta familia.

Comiendo en el Camping 'Picos de Europa'.

Por la tarde nos lo pensamos un poco, ya que la lluvia no afloja. Con las bajas de Zaida y Adrián, el resto, equipados con paraguas, decidimos acercarnos hasta las cuevas del Cárabu, localizadas en una anterior salida, como ya se dijo. La Cueva'l Cárabu (ON-89) propiamente dicha es una amplio abrigo sin continuidad, pocos metros más abajo hay una gatera que da acceso a una pequeña sala interior, que hemos denominado Carabu II (ON-90). Se croquizan ambas.

El equipo de por la tarde en la Cueva'l Cárabu.

Entrada a la Cueva'l Cárabu II.


Acto seguido nos vamos a la muy cercana Cueva los Quesos (del Cárabu), ON-91, que es la que mejor pinta tenía de las tres. Sin embargo dio muy poco de sí: una vez atravesada la portilla accedemos a un corto tramo de galería, a modo de sala, con restos de talameras y otros desechos del pasado quesero de la cueva. Al fondo una estrechez descendente tampoco ofrece solución de continuidad. Salimos topografiando, y parece que ha dejado de llover, por lo que nos decidimos a prospectar por un rato.

Topografiando en la Cueva los Quesos del Cárabu.

Talameras y restos del pasado quesero de la cueva.


Subimos prospectando hasta Los Quintanales, donde nos encontramos una torca con buena pinta, amplia y de unos 12-15 m de profundidad. Luego nos dirían en el camping los hermanos Álvarez Valle que es conocida como Pozu las Perdices, ON-96, y que ya había sido descendida por ellos -G.E. Geonís- en los años 80 con escalas. Ahora no traíamos el equipo de vertical, y nos quedamos con las ganas. Seguimos prospectando por Los Quintanales, donde hicimos un curioso descubrimiento. Resulta que -por alguna razón que ignoramos- los propietarios de una finca han trabajado en la desobstrucción de lo que debía ser un mero abrigo, retirando numerosas rocas y profundizando un par de metros hasta encontrar un paso entre la bloquera. Mediante un corto destrepe alcanzamos el techo de una inclinadisima rampa descendente de bloques sueltos; tendrá cerca de 25 m de profundidad, imposible de descender sin cuerda, y da acceso a un amplio cavernamiento. Sin embargo el sitio donde estábamos -el techo de una bloquera inestable de gran magnitud, con otro tapón de bloques sobre nuestras cabezas apoyado en ella- pone los pelos de punta, y salimos de allí pitando. Queda el lugar marcado como Cueva de las Perdices (es el nombre de la finca), ON-97, aunque el lugar es realmente peligroso y por el momento creemos que no merece la pena jugársela con su exploración.

La boca desobstruida de la Cueva las Perdices.

Situados donde estábamos, sobre la gran depresión kárstica de Vallota, evaluamos las áreas más interesantes para prospectar en próximas salidas, y después decidimos emprender el regreso hacia el camping, prácticamente en línea recta y por terreno no prospectado. Sin embargo ya no encontramos nada más, aunque teníamos información de otro pozo por la zona.

Nueva técnica de prospección, ojear
el lapiaz desde el árbol cual leopardo
en su acacia...

Y esto es todo por el momento. Seguiremos informando. Las fotos que ilustran este post son de Adrián, Pablo, Victoria, Julio y Lara.
¡Saludos soterraños!

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