Dado que la exploración en la Cueva'l Mazu avanza a buen ritmo, y que no hemos realizado hasta el momento una descripción completa y como dios manda de la cavidad, aquí va una primera reseña de lo explorado hasta el momento, acompañada de la topo tal y como está ahora.
CUEVA’L MAZU
Porrúa, Llanes, Asturias.
Sociedad Espeleológica y Barranquista ESCAR, 2009.
Desarrollo: 1.196 m.
Desnivel: -52,5 m.
Topo parcial (a 1 de marzo de 2009); exploración en curso.
Estimación del desarrollo explorado: 1.900 m.
Descripción:
— La Red Fósil:
La boca de la Cueva’l Mazu —también conocida como Cueva la Verde y Cueva del Bih.orcu, y signada como PD-3— es de medianas dimensiones y en descenso, en buena parte oculta por un bloque ciclópeo. Conduce de inmediato a una gran sala, la más amplia de las conocidas por el momento en la cavidad (40 x 35 x 8 m.), cuyo suelo continúa en rampa cubierta por bloques. Desde esta sala tenemos varias continuaciones. Por un lado desde la parte alta de la sala y por la izquierda (este) sale una pequeña galería, que finaliza ante una gatera que expira una leve corriente de aire (en invierno), pendiente de explorar; una chimenea sobre esta gatera marca el punto más alto conocido de la cavidad. Por otro lado desde el fondo de la sala arranca otra galería descendente (sur) con varias gateras laterales. En época de lluvia intensa por aquí se pierde un pequeño caudal que aporta una chimenea en la sala de entrada; es también zona habitual de refugio de murciélagos (aunque en menor medida encontramos quirópteros por toda esta red fósil). Por último a la derecha de la sala (oeste) y tras superar una colada ascendente asentada sobre grandes bloques, arranca una galería de amplias dimensiones, por donde continúa realmente la cavidad. En este punto podemos observar una gran columna inclinada, y la galería, amplia y adornada con numerosas columnas, continúa en descenso en forma de sala. Por la derecha encontramos algún pocete y un laminador cegado por concrecciones. Por la izquierda descendemos a zona más estrecha delimitada por un gran bloque, tras la cual la galería comienza a ascender para tras unas decenas de metros ganar en dimensiones formando una especie de sala muy concreccionada, la Sala del Té, con varias continuaciones. Una de ellas a través de un pocete entre bloques en el suelo, sin solución de continuidad. Por otra parte a la derecha y algo por debajo tenemos una sala adyacente con varios pocetes y dos comunicaciones distintas a modo de ventanas con la galería principal. A su vez, por la izquierda de la galería, otra ventana entre concrecciones da paso a unas gateras que comunican con el laminador que se mencionará a continuación.
La continuación más evidente desde la Sala del Té es sin embargo de frente, a través de un laminador relativamente cómodo que discurre por espacio de unos 20 m. y en el que se aprecia una leve corriente de aire. Este laminador da paso a una sala más amplia y concreccionada, a cuya entrada dejamos una gatera descendente a la izquierda, de escaso desarrollo, y una colada ascendente a la derecha, que también ciega. Ya en la sala un corto descenso por la colada nos deja en la cabecera de un pozo de 19 m. y de dimensiones relativamente amplias. En su base tenemos unos gours y una gatera descendente por la que se encauza el caudal que en época de lluvia cae por los últimos metros del pozo. Esta gatera aspira (en invierno) una intensa corriente de aire, hecho que le ha otorgado el nombre de La Bufona, y da paso a la Red Intermedia de la cavidad.
Desarrollo topografiado en la Red Fósil: 268 m.
— La Red Intermedia:
Superado el paso estrecho de la Bufona la cavidad cambia por completo. Accedemos a una pequeña sala con pocas concrecciones y bastante arcilla recubriendo las paredes, lo cual será la tónica de toda esta parte. Desde la salita la continuación más cómoda es descendente, que conecta de inmediato con una galería más amplia muy embarrada. Las otras posibilidades son dos gateras con escasa continuidad, y una tercera gatera descendente que se vuelve impenetrable al poco y por la que se encauza, en época lluviosa, la mayor parte del caudal que desciende por la Bufona. Bajando como decimos por lo más evidente hasta la galería comenzamos a escuchar el rumor de un curso de agua; desde este punto tenemos también varias continuaciones posibles. A la izquierda un meandrito desfondado en un pequeño pozo que parece comunicar con la galería del río. De frente y en ascenso una amplia rampa barrosa que se nos aparece inaccesible; sin embargo hay paso por un tubo de pequeña sección al comienzo de la rampa por la derecha, junto a otro pequeño pozo que también parece comunicar con la zona activa. Este tubo ascendente conduce a otra rampa de barro que es paralela a la que habíamos observado desde la sala anterior y que comunica con ella por varios puntos. La inclinación y la arcilla húmeda dificultan ascender la rampa (hay instalación de cuerda), pero finalmente alcanzamos en la cúspide de la misma una bonita colada (hay que superar un fácil pasamanos) que da acceso a la Sala de la Charca y a nuevos sectores de la cavidad. Toda esta pindia rampa de barro se extiende hacia la derecha con continuación evidente, pero en su mayor parte se halla desfondada y con numerosos pozos de cabeceras resbaladizas, por lo que no ha sido explorada de momento.
Volviendo a la sala en la base de la rampa de barro, la cual articula toda esta red intermedia, podemos continuar también por la derecha siguiendo el sonido del agua, encontrándonos con dos pequeñas galerías paralelas descendentes (la de la izquierda con mucha más pendiente) que conducen a una misma sala. A la galería de la derecha afluye la gatera impenetrable de la salita de la Bufona, antes mencionada, aportando parte del caudal que desciende desde el pozo de conexión con la red fósil. Por cualquiera de las dos galerías paralelas accederemos una sala con bloques que marca el punto de conexión con la Galería del Río.
Desarrollo topografiado en la Red Intermedia: 72 m.
— La Galería del Río:
En la sala recién mencionada nos encontramos con el río principal de la cavidad, que brota entre los bloques y discurre por el extremo oeste de la sala hasta alcanzar un pequeño sifón a los pocos metros. En el extremo contrario de la sala existe entre los bloques que forman el caótico suelo un paso estrecho descendente; este es el paso para alcanzar la continuidad aguas arriba, de la que se hablará después. La continuidad más evidente, no obstante, la constituye una pequeña galería de techo bajo, que nos sirve de by-pass para franquear el sifón aguas abajo, aportando a una salita de suelo de arena, con el sifón en su fondo. Si progresamos con el río desde esta salita aguas abajo, vemos que el techo de la galería gana altura, convirtiéndose en una chimenea que aporta un intenso goteo. Aquí la galería da un quiebro de 90º a la izquierda, para conducirnos al poco a un caos de bloques recubierto de arcilla, el Caos Gochinonte. Forzando el paso entre los bloques del caos, superando varias estrecheces consecutivas siguiendo al río, llegamos finalmente a una última estrechez, por el momento no superada, donde se pierde el activo y que constituye el punto conocido más bajo de la cavidad.
A los pocos metros de la salita de arena, antes de la chimenea con goteo, tenemos un desvío de escasa sección a la izquierda que constituye un segundo by-pass que nos da paso a otra salita con el sifón nuevamente asomando en su parte inferior, punto este en el que tributa al río principal un pequeño curso de aguas, el Arroyo Rojo, así llamado por el color con que las aguas tiñen su cauce debido probablemente a algún óxido o hidróxido de hierro. Desde esta salita se puede ir ascendiendo por conductos de mínima sección siguiendo el arroyo durante unas decenas de metros, hasta una serie de rampas en barro y chimeneas que no hemos superado por el momento.
Volviendo a la sala de encuentro con el río y colándonos aguas arriba por el mencionado paso entre bloques, aportamos a una larga galería por la que discurre el río. La sección de la galería es generalmente modesta, aunque puntualmente gana altura a favor de fracturas evidentes. En general tiene perfil lenticular, con el eje mayor inclinado a 45º de modo tal que el río discurre por el fondo a la izquierda (según progresamos aguas arriba), y a la derecha tenemos una rampa de barro que llega hasta el techo o que, en numerosas ocasiones, se prolonga hacia un nivel superior del que a continuación hablaremos. Cada poco el río se sifona o forma ducks, encontrando la continuidad mediante cómodos by-pass a través de conductos paralelos formados en esta rampa de barro mencionada. Habremos superado hasta cuatro de estos by-pass consecutivos antes de llegar al sifón donde de momento se detiene la exploración aguas arriba, a unos 200 m. de la sala donde conectamos con el activo.
Como queda dicho hay un conducto superior paralelo, formado aparentemente a favor de una misma discontinuidad. En ocasiones es transitable como una galería propia, pero en otras se desfonda en pindios planos inclinados y pozos sobre la galería inferior por la que circulan las aguas. Esta circunstancia y lo extremadamente resbaladizo de este sector hacen que no haya sido explorado aún más que someramente.
Desarrollo topografiado en la Galería del Río: 185 m.
Punta de topografía aguas arriba a 337 m. de la boca.
Punta de topografía aguas abajo a 248 m. de la boca.
— El sector de la Sala la Charca:
Al ascender la rampa de barro de la red intermedia alcanzamos la Sala la Charca, de dimensiones amplias. Desde el punto donde alcanzamos la sala tenemos a la izquierda una colada ascendente de brillante calcita que acaba cerrándose al alcanzar el nivel del techo. A la derecha (oeste) la sala desciende a una zona más hundida, con bloques, donde encontramos un par de pozos aún no descendidos. Más allá de esta zona deprimida la sala asciende de nuevo a través de un caos de grandes bloques, entre cuyos clastos encontramos paso hacia la cabecera del Arroyo Rojo, como se mencionará después, además de algunas otras continuidades no exploradas completamente. A la izquierda del caos de bloques dos pequeños pozos de 3 m. nos dan acceso a una sala más modesta a un nivel inferior, la cual comunica nuevamente con la sala principal a través de una ventana amplia y muy concreccionada. A esta salita inferior aporta también un meandrito barroso de corto desarrollo (NO) y otra gatera (S) de escasa continuidad.
Como se ha dicho, partiendo del extremo oeste de la Sala la Charca por un paso amplio entre los bloques del gran caos, conectamos con un modesto curso de agua que parece ser el arroyo rojo de la galería inferior, ya que éste también tiñe de bermellón los guijarros del cauce. Este riachuelo discurre aquí por entre un intrincado caos de bloques con numerosos pasos estrechos. Aguas arriba brota de una estrechez (seguramente superable en estiaje) y aguas abajo termina perdiéndose en un estrecho pozo no explorado entre los bloques. Un ramal lateral en el interior de este caos de bloques nos conduce a una sala más amplia y concreccionada que ha sido sólo brevemente explorada y que parece comunicar en su extremo sureste con la rampa de barro de la red intermedia, pues comparte con ella idénticas características y configuración. En el fondo de esta sala tenemos también un pozo aún no descendido en cuya base se oye el rumor del río principal, quizá aguas abajo del Caos Gochinonte.
Volviendo al punto de acceso a la Sala la Charca veremos frente a nosotros y a la misma altura una galería de amplias dimensiones que es la continuidad más evidente; al comienzo de esta galería tenemos la pequeña balsa de agua que le da nombre a la sala. La galería a los pocos metros da un quiebro a la derecha (a la izquierda dejamos aquí una pequeña gatera) y prosigue después ampliando sus dimensiones hasta formar una sala, la Sala Colorado, donde alguna antigua corriente de agua ha excavado un marcado cauce sobre los sedimentos arenoso-arcillosos que forman una clara terraza. El suelo de la sala va inclinándose hasta formar un pozo de unos 20 m., el cual ha sido descendido hasta una sala con un amplio sifón estático. Por detrás de la cabecera de este pozo existe otro no descendido por el que se sume el modesto (pero continuo) aporte de agua de una chimenea, y también un meandrito barroso que se torna impenetrable y por el que se escapa una intensa corriente de aire. Desde esta misma Sala Colorado arranca por la izquierda y con una baja sección la Galería Polifemo, que se describe a continuación.
Desarrollo topografiado en el Sector de la Sala la Charca: 144 m.
— La Galería Polifemo:
Desde la Sala Colorado parte esta galería que dispone de una sección lenticular, con el eje mayor horizontal, y que está casi colmatada de sedimentos arcillosos. En los primeros metros un antiguo cauce está profundamente marcado en los sedimentos, cauce que en menor medida se aprecia en toda la longitud de la galería. En el primer centenar de metros la galería tiene poca altura obligándonos a ir en cuclillas o gateando —con un pequeño ramal lateral a mitad de tramo, que confluye al poco—, hasta salir a una primera sala de techo elevado y medianas dimensiones; a la derecha de esta sala tenemos un divertículo de escaso desarrollo. En el extremo opuesto de la sala retomamos la galería Polifemo con las dimensiones habituales, pero poco después tenemos a la derecha el paso hacia una nueva sala, la Sala de la Galleta.
Esta sala es de amplias dimensiones y suelo de arena y cantos de cuarcita, y comunica por varios puntos con la galería Polifemo, que discurre paralela y un poco por debajo. Hacia la derecha (oeste) la sala se transforma en un laminador de suelo arenoso, amplio pero de mínima altura, que desciende por una veintena de metros hasta cerrar. Por el lado contrario (sureste) la sala tiene un espacio lateral amplio con varias continuaciones: a la derecha un corto conducto en la parte baja; a la izquierda un nuevo paso de comunicación con la galería Polifemo; y de frente, y tras ascender unos metros por una rampa de arena, alcanzamos un laminador amplio en cuanto a anchura pero de mínima altura, denominado Ciudad de Vacaciones. En este laminador se ha avanzado unos 50 m. gracias a continuas desobstrucciones de los sedimentos del suelo, arenas y bolos cuarcíticos, y presenta de momento continuidad con las mismas reducidas dimensiones.
Regresando a la galería Polifemo esta prosigue con las dimensiones habituales e igual rumbo (sureste) desde la Sala de la Galleta, y durante un centenar de metros, hasta alcanzar una nueva sala, la Sala de la Pista de Hielo, de menor altura que las dos anteriores. En el tramo entre estas dos salas la galería presenta varias bifurcaciones y conductos paralelos que acaban confluyendo al poco. En la Sala de la Pista de Hielo el antiguo curso de aguas está muy marcado en los sedimentos, recordándonos la morfología de la Sala Colorado. Desde la sala la galería continúa de frente unos veinte metros más hasta cerrar por concreccionamiento. Si seguimos el cauce marcado nos lleva a un divertículo lateral descendente (izquierda) que finaliza en una gatera-sumidero, con señales de sifonamiento y posibilidades de continuidad. La sala presenta también algún otro lateral pero de escaso desarrollo.
Desarrollo topografiado en la Galería Polifemo: 526 m.
Punta de topografía en la Galería Polifemo a 579 m. de la boca.
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