viernes, 23 de agosto de 2024

Verano bajo tierra.

¡Aḥayádevos, cuever@s!

Vamos con una nueva crónica de las exploraciones escariegas en nuestra —últimamente— principal zona de exploración. Con un año de retraso, como ya viene siendo costumbre. En esta entrada, dando continuidad a las anteriores, presentamos las exploraciones realizadas durante el verano del pasado 2023 en La Llera.

22 de junio:
Nueva salida a la LL-15, a cargo de Clara, Adaya, Diego y Pablo. Como ya íbamos barruntando, la cueva está ofreciendo mucho más de lo que a simple vista podía parecer. En esta jornada se continuó con las labores de topografía, finalizando el piso inferior de la serie de pozos de entrada antes de continuar hacia la red interior. Posteriormente descubriríamos un eje de galerías que progresa hacia el norte. Se inicia con una sala que bautizamos como Sala Roja, continúa con un pasaje más estrecho seguido de una galería con nidos de pisolitas, y finaliza ante un laminador con una intensa corriente de aire. El laminador no es penetrable y está relleno de piedra y cascajo, pero la corriente de aire es fuerte y quizás podría desobstruirse. Topografiamos la mayor parte de este sector, pero no lo terminamos, antes de dar por concluida una jornada con numerosos descubrimientos.


2 de julio:
Nueva salida a la misma cavidad, a cargo de Clara y Pablo en esta ocasión. La intención era ventilar todas las incógnitas que quedaban que no requiriesen desobstrucción ni taladro; y casi lo lograron. Se cerraron unas cuantas poligonales. Incluso se encontraron pasajes vírgenes. Y además, ya al final, se descubrió un paso que necesita desobstrucción (fácil), pero por donde aspiraba una intensa corriente de aire caliente; probablemente lleve a la calle. Por lo demás, la cueva no avanza significativamente en ninguna dirección, sino que da vueltas sobre sí misma: otro laberinto de los típicos de La Llera. Una vez pasados los datos de topo de la jornada la cavidad queda en 724 m de desarrollo, con 22 m de desnivel.



4 de julio:
Pablo dedicó en esta ocasión unas horas a la LL-20, comenzando la pelea con la estrechez del extremo occidental, que hipotéticamente nos llevaría a comunicar con Ḥousanchi. Aunque se avanzó en la labor (más de lo que preveía: ya se aprecia claramente la galería del otro lado) la estrechez aún es impracticable. Anotar que la corriente de aire era más intensa que en anteriores visitas.


6 de julio:
Otra salida más de Clara y Pablo a la torca que nos ocupa últimamente. Sexto ataque a la cueva, pero tampoco a la sexta fue la vencida...
La estrechez sopladora del último día parecía, por los datos topográficos, que podía llegar a comunicar con una ventana existente en el pozo de entrada; así que por ahí comenzamos. Ganada la ventana e instalada cuerda, sale un meandrito que efectivamente comunica con el paso soplador del otro día. Ya que supondría un acceso mucho más cómodo a las galerías interiores iniciamos la desobstrucción. Agotamos las dos baterías sin lograrlo (aunque por muy poquito, quedó a punto de caramelo). Además, de la ventana en el pozo de entrada parten otros dos meandritos. Hubo que instalar un pasamanos. Uno no da nada. El otro conduce a un modesto-pozo sala. Por el eco parecía que habíamos llegado al techo de alguna sala de las conocidas. Pero no; instalamos el pozo, bajamos y ciega. Estos tres meandritos estaban sin pisar.



Tras tanto taladro, grande y pequeño, decidimos cambiar de plan y no entrar por los pozos. Salimos de la LL-15 y nos fuimos a iniciar la topo de Ḥousanchi, un poco por resarcirnos y por poder darle al disto tiradas largas: ciento y pico metros de topo hicimos en Ḥousanchi, cerrando además una amplia poligonal con lo medido meses atrás en el túnel.


11 de julio:
Pablo se acerca de nuevo a la LL-20 a pelearse con la estrechez del extremo occidental. El trabajo queda casi listo, pero aun no consigue colarse por el agujero. Pasa, eso sí, la cabeza. Lo suficiente para comprobar que la galería amplía de inmediato y que no hay una segunda estrechez a continuación. Como en jornadas anteriores hoy también sopla (aspira) con ganas.
Ya sin baterías, pero aun con tiempo, decidió dedicar un rato a continuar con la topografía del túnel para enlazar con algunas de las bocas interiores que aún tenemos pendientes de explorar. Tras los últimos trabajos sabíamos que las galerías de la torca no quedan lejos, y parecía probable que la intensa corriente de aire se escapase hacia el túnel por alguna de estas bocas interiores que aun no teníamos bien ubicadas. Y, efectivamente, una de estas conexiones al túnel sopla bastante, lo que parece corroborar nuestra suposición. No obstante, no se animó a explorarla, y continuó un rato tirando poligonal por el túnel antes de emprender el regreso.


12 de julio:
Ya con la conexión a punto de caramelo, Pablo volvió al día siguiente a la LL-20, a concluir la labor. Una vez franqueada la estrechez, y ya del lado de Ḥousanchi, decidió explorar la galería hasta el gran derrumbe del túnel, galería que efectivamente estaba pisada y corresponde punto por punto con la topo del CADE de los años 90. Como aun iba bien de tiempo, topografió la galería hasta cerrar la poligonal con lo ya topografiado con Clara desde Ḥousanchi unos días atrás; una galería guapa, con un "bosque" de columnas como pocos se ven. Quedaron un par de ramalillos pendientes.
Con la satisfacción de haber empatado la LL-20 con Ḥousanchi, un conexión que ya se anotó como factible en las exploraciones de hace treinta años, emprendió el regreso.

13 de julio:
Una vez más, Clara y Pablo a la torca.
Continuamos con la desobstrucción de la estrechez en la que ya nos empeñamos el último día, que queda bautizada como Paso del Ventilador. Aún está estrecho de narices, pero ya se pasa; de hecho salimos de la cueva por esa vía. Y además mejoramos la instalación (péndulo) para acceder a esa ventana del pozo de entrada.
Después instalamos y exploramos un pocito en el meandro de acceso por el norte a la sala grande. Conduce a un meandrito inferior, por donde está de correr el agua; tiene poco recorrido. Topografiamos aquí, y el ramal inferior de la sala grande, por donde también está de circular agua. También en esta sala (Sala Amarilla en lo sucesivo) montamos pasamanos para acceder al balcón en la pared sur, y topografiamos el ramal superior que sale de él.
Por último, instalamos y descendimos un pozo que quedaba por mirar en el laberinto de meandros de la zona alta. El pozo, de unos 10 m, comunica con la galería de los huesos a la altura de los nidos de perlas. Ya íbamos tarde y esta parte no la topografiamos. Y tras todo esto, y con una buena jupa, emprendimos el regreso.
Con lo topografiado en esta jornada el desarrollo de la cueva alcanza los 823 m, y también ha aumentado el desnivel hasta los 25 m (-23/+2).




15 de julio:
Nueva visita de Pablo a las cavidades del túnel. En esta ocasión el objetivo era doble. Por un lado revisar los rumbos de la poligonal del túnel entre la boca del mismo y la LL-20, ya que tras la conexión LL-20/Ḥousanchi el cierre poligonal nos daba más error de lo esperado, e intuíamos que las dovelas metálicas con las que están entibadas algunas secciones del túnel nos podían haber jugado una mala pasada. Por otra parte, pretendía explorar la boca sopladora localizada unos días atrás, que pudiera estar relacionada con la LL-15.
Tras la revisión de los rumbos del túnel y alguna pequeña corrección en los mismos, se dirigió a la cueva sopladora. Se trata de un meandro ascendente que enlaza con una salita modesta de la que parte un enrejado de meandritos y una corta galería. Esta galería finaliza en un laminador impracticable, con piedras, por donde entra el aire en la cavidad; en esta ocasión soplaba con fuerza. Las características del sitio recuerdan a las del laminador final de la LL-15, por donde se escapa la corriente de aire de aquella. Así que, tras topografiar lo explorado, se dedicó por un par de horas a ir sacando piedras y bloques del laminador; el soplido constante de la cueva fue refrescando la sudada.
Una vez en casa, y pasados los datos de topo, parece que estaba en lo correcto, ya que apenas un par de metros separan ambas cavidades.

22 de julio:
Otra visita más a la torca a cargo de Clara y Pablo.
En primer lugar se dedicaron por un rato a picar en la estrechez del Paso del Ventilador, que quedó más cómodo. Después topografiaron el pozo descubierto el último día, que comunica la zona alta de meandros con la galería occidental, y revisaron algunas estrecheces en esa galería. Descubren una chimenea que había pasado desapercibida hasta ahora, con un piso superior con algunas gateras y pequeños meandros, que topografiaron, aunque dejaron una incógnita que requerirá cuerda. Tras comer en la Sala Amarilla y revisar alguna estrechez por allí, descubren una ventanita que nos había pasado desapercibida hasta ahora, con un pequeño pasaje que acaba cerrando. Finalizado el trabajo en este sector se fueron al laminador donde los huesos de caballo, que quedaba allí un pozo pendiente. Más que pozo es una diaclasa estrecha en la que hay que ir buscando un poco el paso lateralmente; una estrechez vertical justita, vaya. Instaló Clara y al final sólo bajó Pablo. Abajo hay un laminador arenoso, ancho pero de techo muy bajo con pendants, con muestras de sifonar, que exploró por un trecho sin llegar al final; tiene además corriente de aire. Clara mientras, exploraba otro laminador arenoso en la zona de la cabecera del pozo. Después todavía se acercaron hasta el extremo de la galería norte, para ver las opciones de conexión con la LL-52, que ahora nos queda claro que es factible: hay conexión visual entre ambos extremos.
Para finalizar salieron por la vía "clásica" desmontando toda la línea de cuerda y recuperando material. La intención es entrar, a partir de ahora, por el Ventilador. La topo queda en 927 m, superando ya el kilómetro de desarrollo si sumamos lo topografiado en la LL-52.





3 de agosto:
Volvemos a La Llera Clara y Pablo, en esta ocasión a Ḥousanchi.
La idea era meternos a seguir con la topo en el tramo previo al gran derrumbe del túnel ("Mordor" lo hemos bautizado), ya que sólo teníamos poligonal del eje principal y de las dos conexiones iniciales con el túnel. La cueva ya la habíamos explorado el verano pasado con Carmen y sabíamos que no necesitábamos cuerda ni equipo para lo que nos proponíamos, así que fuimos ligeros, con sólo una saca pequeña. Y nada, ciñéndonos al plan fuimos quitando incógnitas. Primero los ramales de la sala de entrada, y después un pequeño laberinto que hay una vez superada la gatera que da acceso a las galerías más interiores; un laberinto de meandros y salitas que dio más trabajo del que pensábamos.
En cuatro horas de actividad metimos casi 200 m más de topo a la cueva, con lo que de momento el Sistema Ḥousanchi-LL20 queda en 569 m desarrollo, con 22 m de desnivel. Sólo hemos dejado pendientes una trepada poco prometedora, y dos sitios que habría que desobstruir; uno de ellos promete llevarnos a la calle por otro lado, la corriente de aire era de las que despeinan. De Ḥousanchi quedaría también lo que hay en la mano contraria del túnel, además de Mordor y, más allá de Mordor, las pocas incógnitas que quedan en la LL-20.



9 de agosto:
Pablo, que al parecer no había tenido suficiente con las labores previas de desobstrucción en la LL-20, da inicio este día a la desobstrucción de la gatera del extremo noreste de la cueva, en busca una posible conexión con otra de las clásicas de este karst, dedicando un par de horas a la faena.



A lo largo de la misma semana, Pablo dedicó dos tardes a tareas de prospección por la zona de Bricia, marcando algunas bocas nuevas, todas ellas de escaso interés a priori.

13 de agosto:
Nuevo pateo de prospección a cargo de Pablo, en este caso por la zona de Niembru. Primero reubica una pequeña cavidad cercana a “la fábrica”, que aún tenemos pendiente de topo.


Después prosigue pateando por la zona entre la LL-10 y Torca las Matas en busca de nuevas cavidades. No obstante, después de un encuentro con dos jabalinas acompañadas de sus rayones, y del consiguiente susto, decidió abandonar la tarea y emprender el regreso.

27 de agosto:
Salida a cargo de Armando y Pablo. Primeramente fuimos al torcu LLR-70, descubierto en uno de los últimos pateos y muy próximo al aparcamiento del campo de fútbol. Se trata de un pocete de 4 m con una sala modesta abajo. Quedó pendiente una gatera, de desobstrucción fácil a priori y con tiro de aire, y topografiamos el resto.
Después fuimos a la Torca del Tresformador, que aún no habíamos visitado, aunque hace tiempo que conocíamos su ubicación. Instaló y bajó Pablo, pero problemas con la iluminación le hicieron desistir y volver a salir.
Finalmente entramos a Ḥoulagua por el túnel, pero los problemas con la luz persistían y sólo hicimos un pequeño recorrido antes de emprender el regreso.



10 de septiembre:
Esta jornada el equipo formado con Alberto, Marelia, Armando, Clara y Pablo regresamos al Pradón y a la LL-20 con intención de documentar una serie de hallazgos realizados previamente en estas cavidades.




16 de septiembre:
Clara y Pablo regresamos a la LL-15.
Entramos con propósito de mirar las últimas incógnitas pendientes y dejar para último momento, si había ganas y fuerzas, el pozo estrecho que baja al laminador del nivel inferior y/o quitar piedras en la conexión con la LL-52.
Tras bajar por el Paso del Ventilador, pasamos a la galería Norte y ascendimos a la chimenea donde habíamos dejado una incógnita; apenas dio unos metros, acabando tras un pequeño meandro. Topografiamos y bajamos.
Después nos encaminamos a las gateras de la sala que se encuentra en la base del tercer pozo de la vía de entrada original. Fuimos explorando y topografiando los diversos ramales pendientes, en parte conectados entre sí.
Con lo topografiado en esta ocasión, y sumando lo hecho en la LL-52, la cavidad alcanza los 1.118 m de desarrollo, con 29 m de desnivel.



Y eso es todo por el momento. Seguiremos informando.
Las fotos que ilustran esta entrada son de Diego, Pablo, Clara y Armando. El texto de Pablo, con colaboración de Clara.

¡Saludos soterraños!






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