lunes, 24 de noviembre de 2014

Cinco escariegos en Madeira (1ª parte)

PREPARATIVOS

A lo largo del verano surge entre algunos miembros del club la idea de realizar un viaje barranquista para el otoño, con destino probable en la isla de Santo Antão, en Cabo Verde. Sin embargo y debido a diversas circunstancias, según la idea va madurando y cuajando decidimos variar el destino de nuestra pequeña 'expedición' que finalmente fijaremos en la Isla de Madeira, sita en el Océano Atlántico, y Región Autónoma de Portugal.


Fijado el destino, no mucho después se concreta quiénes seremos los participantes en el viaje, lista que finalmente conformamos Juan Carlos Riobello 'Río', Julio Montes, Zaida y Victoria Álvarez Vena, y Pablo Solares, quien escribe esta modesta crónica. Y finalmente fijamos también la fecha para el viaje: del 8 de noviembre al 21 del mismo mes.

Los preparativos, como es de suponer, fueron numerosos. Lo primero reunir documentación sobre los cañones de la isla (en lo que fue capital la ayuda de Duarte Silva <Montanha Madeira>, barranquista madeirense con el que compartimos conocidos comunes y con el que teníamos contacto; una vez más: ¡gracias, Duarte, moito obrigado!); después pedir los mapas al Servicio Cartográfico del Ejército Portugués, documentarnos sobre geología y clima de la isla, sacar los billetes de avión, reservar el alojamiento... Dejamos para el final -y no fue buena idea- solicitar el material colectivo que necesitábamos, así como alquilar un coche en la isla. Mencionar también que para barranquear en Madeira es necesario solicitar permisos a la Dirección Regional de Florestas, que requiere las fechas y horarios de cada descenso, lo que obligó a una planificación detallada de los cañones a realizar mucho antes de dejar Asturias.

Aquí he de hacer un paréntesis para agradecer a DEPORTES MORÁN, y Tanty Coro, de Arenas de Cabrales, y a BOTAS BESTARD, por su colaboración desinteresada, que permitió que todos los integrantes de la expedición fuésemos con botas de cañones nuevas (y de gran calidad) a nuestro viaje barranquero. Una vez más ¡gracias!

Julio con Tanty, recogiendo las botas Bestard en Deportes Morán.



Finalmente el día señalado se acerca. Tenemos dispuestos 275 m. de cuerda nueva (Dana 9 mm. de Korda's) y mucho material personal. Con nosotros llevaremos también material de instalar: dos taladros ligeros, parabolts, 50 chapas inox, 60 maillones... Aunque tenemos claro que vamos a disfrutar, y a realizar principalmente descensos clásicos, quizás haya la oportunidad de abrir algún barranco nuevo en la isla, y ya llevamos señaladas algunas posibilidades sobre el mapa...

Parte del material colectivo que viajó con nosotros.

Agradecer también a la tienda de deportes TUNDRA, de Avilés, que nos facilitó la compra de la cuerda a última hora (realmente el último día). ¡Muchas gracias por el apoyo!



8 DE NOVIEMBRE

A las 5:00 a.m. ya andamos todos en pie, y una hora más tarde estamos en carretera camino de Madrid, a donde nos lleva en furgoneta Saúl González (¡gracias, compañeru!). De Madrid vuelo a Lisboa, y de Lisboa a Funchal, ambos vuelos con TAP Portugal. Llegamos a Madeira ya de noche.

Haciendo amigos en el aeropuerto de Lisboa.

En el aeropuerto nos espera Duarte, a quien por fin conocemos en persona. Charlamos un rato y quedamos para bajar juntos al día siguiente el Ribeira Funda. Y después, tras recoger el coche de alquiler reservado desde Lisboa, nos dirigimos por carretera a Seixal, en el extremo opuesto de la isla, donde tenemos el alojamiento. Llegamos a Seixal a las 22:00 h. y por fin a nuestra base de operaciones durante las próximas dos semanas, la Casa João da Eira, que nos muestra su propietario, Rui Velosa. Quedamos encantados con la casa, mucho mejor de lo que imaginábamos, y con la amabilidad de Rui, no menor de la mostrada por Duarte. Parece que comenzamos con buen pie el viaje, y algunos hasta se animan a tomar algo en uno de los bares del pueblo.


9 DE NOVIEMBRE

El día 9 madrugamos, y flipamos con las vistas de la casa hacia la costa de São Vicente y la fantástica cascada del 'velo de la novia' en la que finaliza el cañón de João Delgado.
Habíamos quedado con Duarte a las 10:00 h. y llega puntual, mientras acabamos de preparar nuestro equipo.

Vistas desde la terraza de la casa.

Preparando el equipo.

Con ambos coches nos dirigimos a realizar el cercano cañón de la Ribeira Funda. El día está fosco y llueve a ratos, pero disfrutamos como enanos del barranco. Un rápel pequeño conduce a una majestuosa cascada de 60 m., para discurrir a partir de aquí por una garganta profunda y bien configurada en la que se suceden rápeles pequeños. Finaliza el cañón al nivel de mar, en la antigua carretera hoy devorada por los desprendimientos y la vegetación. En el descenso podemos comprobar las características de los descensos en la isla: pasamanos, fraccionamientos y uso de antirroces, todo ello para gestionar los roces de la cuerda con el duro y abrasivo basalto, instalaciones sin duda más técnicas de las habituales en Asturias.









Más fotos de este descenso en el blog 'Foces y Beyos', pinchando aquí.

Y un par de vídeos (en bruto):



Salimos del barranco -tras tres horas de descenso- con muy buenas sensaciones, tanto en lo deportivo como en lo estético, con bonitos contrastes entre las coloraciones de la roca volcánica y de la vegetación selvática de laurisilva. Como primer contacto con los cañones de la isla no podría haber estado mejor. Así mismo la charla con Duarte nos permite solventar algunas dudas, y recibimos de él algunos buenos consejos.

El equipo al completo: Río, Duarte, Pablo, Victoria, Zaida y Julio.

Invitamos a Duarte a comer, pero compromisos en Funchal le impiden quedarse. Nos despedimos de él y nos vamos a comer a un restaurante cercano, en Ribeira da Laje, donde tomamos contacto con la gastronomía local (lapas, pulpo y 'espetada') y -lo que es casi más importante- con la cerveza local, la 'Coral'.

Por la tarde teníamos permiso para descender el cañón de la Ribeira da Pedra Branca, pero finalmente decidimos marchar a hacer compra a un hipermercado en Ribeira Brava, y después acabar de acomodarnos en la casa y de planificar las actividades de los días próximos.


10 DE NOVIEMBRE

Volvemos a madrugar, ya que nos espera un descenso algo más largo, la Ribeira do Folhado, en la zona de Chão da Ribeira, muy próxima a Seixal.

En la 'piscicultura' de Chão da Ribeira.

El camino de acceso se realiza por una zona de laurisilva realmente espectacular, ascendiendo por la 'vereda do Lombo Barbinhas', una continuada escalera a través de bosque que nos conduce finalmente a la levada de Seixal. Las levadas son canalizaciones, a veces con espectaculares trazados, que transportan el agua de unas a otras zonas de la isla. Por la levada de Seixal alcanzamos la cabecera del cañón que vamos a descender.

Fantásticos 'alloros' en la floresta laurisilva.

La vereda de Lombo Barbinhas.


Aproximación al cañón por la levada de Seixal.

La parte inicial no está especialmente configurada, pero el ambiente selvático es fantástico, al menos con el día de niebla que nosotros pillamos. Tras unos primeros rápeles, el cañón va cobrando forma y carácter, ganando muchos puntos hacia el final.












Finaliza el Ribeira do Folhado en la confluencia con la Ribeira da Hortelã por el que aún superaríamos tres estéticas cascadas -quizás la parte más técnica del descenso-, más un último rápel en el colector principal, la Ribeira do Seixal.






Más fotos de este descenso en el blog 'Foces y Beyos', pinchando aquí.

Y un par de vídeos (en bruto):




Finalizado el barranco nos restaba desandar el camino de acceso hasta la piscifactoría de Chão da Ribeira, donde nos esperaba el coche. La pifia del día fue que nos quedó anclada la cuerda en la penúltima cascada del Hortelã y a Julio le 'tocó' jumarear para recuperarla.

Después del barranco regresamos a la casa, y allí echaríamos el resto del día folgando.


11 DE NOVIEMBRE

Este día, martes, decidimos no barranquear y tomarlo de descanso. Por un lado teníamos que dejar el coche de alquiler que habíamos cogido con Goldcar (un Fabia) e íbamos a alquilar otro con Sixt (finalmente un Polo), para lo que teníamos que desplazarnos hasta Funchal. Y por otro lado pretendíamos turistear y, quizás, hacer una pequeña ruta de montaña, la crestería del Pico Areeiro al Pico Ruivo (máxima altitud de la isla, con 1861 m.s.n.m.).

Desayunando.

No madrugamos y desayunamos con calma, realizando aún un segundo desayuno en São Vicente (como 'hobbits', vaya), después de haber parado en el mirador de la cascada del 'Viú da Noiva'.

El Cares Restaurante a la salida del cañón de João Delgado.

Después nos encaminamos al mirador del Pico Areeiro (1818 m.s.n.m.), aunque lo cierto es que nos perdimos por algunas carreteras de la zona sur de la isla, y después de algunas vueltas para cuando llegamos arriba ya era bastante tarde. Además el viento soplaba con fuerza y la sensación térmica era baja, a pesar del día soleado y despejado. Después de las fotos de rigor decidimos comer en un restaurante allí mismo y no realizar la ruta...



Panorámicas desde el Pico Areeiro.

Por la tarde bajamos a Funchal, donde cambiamos de coche. También aprovechamos para mirar la salida de uno de los barrancos que teníamos apuntados como posible apertura, la Ribeira das Fontes, en la zona de Ribeira Brava, que comprobamos tiene muy buena pinta y concluye con una cascada que andará próxima a los 100 m. Comprobamos que el barranco es de mayor envergadura de lo que habíamos sospechado, y que con la autonomía de nuestros taladros tendremos que abordarlo en dos jornadas. Dudamos, además, de la calidad de la roca, que parece muy deleznable y está compuesta en su mayor parte por piroclastos y no por basaltos competentes.

Salida del cañón de la Ribeira das Fontes.

Tras una larga jornada, sobre todo de turisteo, volvemos a nuestra base de operaciones en Seixal.

(CONTINUARÁ...)